Mujeres en la acción climática
El cambio climático es uno de los mayores retos a los que se enfrenta hoy la humanidad. En sus efectos las mujeres son vulnerables. Por ello, las mujeres tienen un papel fundamental en la acción climática. Es importante incorporar nuestras perspectivas, habilidades y experiencias únicas que pueden contribuir significativamente a soluciones climáticas más eficaces y equitativas.
En primer lugar, las mujeres suelen ser más vulnerables a los efectos del cambio climático debido a que es más probable que vivan en la pobreza, carezcan de acceso a recursos como el agua y a la educación, además de un poder limitado en las decisiones de la sociedad. Por ejemplo, en muchos países en desarrollo, las mujeres son las responsables de recolectar el agua y los alimentos para sus familias, lo que puede resultar más difícil a medida que las sequías, las inundaciones y otros fenómenos meteorológicos extremos se hacen más frecuentes y graves. Por estas consecuencias, muchas mujeres tienen que desplazarse más lejos.
El informe de la Unicef denominado "La búsqueda de agua es a menudo una pérdida de tiempo colosal para las mujeres y las niñas" detalla que "en África subsahariana, un viaje de ida y vuelta para recolectar agua lleva 33 minutos como promedio en las zonas rurales y 25 minutos en las zonas urbanas". Sus viajes no solo implican un gasto de tiempo y pérdida de oportunidades, sino que en sus trayectos pueden ser víctimas de abusos. Un estudio realizado en 24 países subsaharianos reveló que cuando el tiempo de recolección era de más de 30 minutos, 13,5 millones de mujeres adultas estuvieron a cargo de la recolección de agua. Las mujeres además también tienen más probabilidades de verse afectadas por la migración climática, ya que a menudo tienen menos recursos y menos movilidad que los hombres.
En segundo lugar, las mujeres aportan perspectivas y habilidades únicas a la acción climática, debido al fuerte apego con la naturaleza y el territorio. Las mujeres suelen tener experiencias y conocimientos en la gestión de los recursos naturales, la conservación y las prácticas agrícolas sostenibles. Las mujeres están liderando los cultivos libres de agroquímicos, el auge de la agricultura en la ciudad, y prácticas agrícolas para reducir la erosión del suelo. Las mujeres tienden a tener una conexión más fuerte con su entorno local, la comunidad y los seres vivos, lo que puede conducir a soluciones climáticas más eficaces que estén arraigadas en el conocimiento y las prácticas locales.
En tercer lugar, las mujeres pueden ser poderosos agentes de cambio en la acción climática. Las mujeres suelen ser líderes comunitarias y tienen la capacidad de movilizar a otros. Involucrando a las mujeres en la acción climática y en la toma de decisiones, es más fácil construir redes y comunidades fuertes que se comprometan a hacer frente al cambio climático, y a la crisis de biodiversidad. Además, están asociadas a prácticas de liderazgo más democráticas y transparencia en la difusión de información. Por ejemplo, los grupos de mujeres de muchos países están liderando los esfuerzos para promover las energías renovables, reducir los residuos y aumentar la resiliencia climática a nivel comunitario. En Chile, las mujeres luchan por la conservación de humedales y el bosque nativo y han sido las primeras en alertar sobre los efectos nocivos de las zonas de sacrificio. Cuando las mujeres participan en la acción por el clima, también pueden contribuir a cuestionar las normas de género de la sociedad patriarcal y promover sociedades más equitativas e inclusivas.
Por último, las mujeres suelen estar infrarrepresentadas en los puestos de toma de decisiones relacionados con la acción por el clima. A pesar de verse desproporcionadamente afectadas por el cambio climático, las mujeres suelen quedar excluidas de los procesos de toma de decisiones que configuran la política y la acción climática. Esto puede dar lugar a soluciones climáticas que no tienen en cuenta las necesidades y experiencias específicas de las mujeres y también de niñas, y pueden perpetuar las desigualdades de género. Si garantizamos la inclusión de las mujeres en estas funciones, podremos crear soluciones más equitativas y eficaces para hacer frente al cambio climático.
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