Chile es uno de los países más vulnerables al cambio climático y sus impactos no afectan a todas las personas ni a todos los grupos de la misma manera. Las desigualdades preexistentes en la sociedad chilena pueden amplificarse y agravarse con la llegada de fenómenos climáticos extremos y un clima en constante evolución, por ejemplo los efectos de la sequía. Además, la equidad intergeneracional se convierte en una preocupación importante, ya que las generaciones futuras heredarán los efectos del cambio climático provocados por las acciones actuales o la falta de acción en nuestras ciudades y asentamientos.
En Chile, en su diversidad de climas y territorios, aproximadamente el 90% de la población reside en zonas urbanas, la planificación urbana se convierte en un componente crucial para abordar la adaptación al cambio climático y promover también la justicia climática con instrumentos participativos e innovadores. La justicia climática se basa en el principio de que las respuestas al cambio climático deben ser equitativas, teniendo en cuenta las disparidades en la vulnerabilidad y la capacidad de adaptación de diferentes grupos sociales. Además, se centra en garantizar que las políticas y acciones climáticas no dejen a nadie atrás y que las comunidades más vulnerables reciban el apoyo necesario para enfrentar los desafíos del cambio climático.
Sabemos que el cambio climático no es un fenómeno uniforme sino que amplifica y refuerza las inequidades que ya existen en la sociedad chilena. Las desigualdades económicas se acentúan cuando las personas de bajos ingresos tienen menos recursos para adaptarse a los efectos del cambio climático, esto además se agrava con las inequidades de género. También, comunidades urbanas marginadas, como la creciente población en campamentos o en áres de riesgo, a menudo carecen de acceso a servicios básicos y de viviendas adecuadas, lo que las hace más vulnerables a los eventos climáticos extremos como las inundaciones.
La justicia climática también considera las desigualdades de salud, ya que las poblaciones más vulnerables, como los ancianos, los niños, niñas y las personas con problemas de salud preexistentes, son más susceptibles a los impactos del cambio climático, por ejemplo en un día de altas temperaturas. El aumento del nivel del mar y de la temperatura también podría provocar desplazamientos forzados, afectando principalmente a comunidades costeras y zonas bajas, lo que plantea desafíos significativos en términos de equidad.
¿Qué puede hacer la planificación urbana? Primero debe nutrise de la evidencia científica para interactuar y planificar el territorio; segundo a partir de la planificación urbana y su evaluación ambiental estratégica, podemos promover la justicia climática y evitar discriminaciones en Chile con políticas y prácticas efectivas.
Si bien los principios de un diseño urbano sostenible son conocidos, es bueno reiterar que podemos crear áreas verdes, espacios abiertos y espacios públicos accesibles para todos los residentes y adaptados a la nuevas condiciones del clima, además de promover el transporte público eficiente y sostenible sobre todo en regiones para reducir la congestión vehicular y las emisiones de gases de efecto invernadero. La inversión en energía limpia y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel local son fundamentales para la justicia climática, buena parte del país se calefacciona a leña y no cuenta con las condiciones materialidad para enfrentar temperaturas extremas, por tanto son fundamentales las políticas de eficiencia energética y la transición hacia fuentes de energía renovable.
En relación a los riesgos, la implementación de sistemas de alerta temprana y planes de evacuación en áreas propensas a inundaciones y otros desastres naturales son determinates, esto se debe complamentar con un cambio de mirada en la construcción de infraestructura, la cual debe resiliente al clima y utilizar las soluciones basadas en la naturaleaz, como la restauración de humedales y el drenaje urbano sustentable para la gestión de aguas lluvias, entre otras acciones
La planificación urbana puede ser una herramienta efectiva para abordar las desigualdades climáticas y garantizar que las políticas y acciones climáticas beneficien a todas las comunidades. Para avanzar en la justicia climática en Chile, es esencial que las políticas de planificación urbana se diseñen considerando la equidad, la participación ciudadana y la adaptación a las necesidades específicas de las comunidades vulnerables.
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