Para que el periodismo sea ético frente a casos de narcotráfico, no debe contribuir a nublar el entendimiento, debe aclararlo. Hoy la manera en que entrega la información está contaminada no solo en sus contenidos, sino en las maneras en que transita por la realidad social, por sus problemas y sus soluciones. Sucesos como el de la narcotraficante asesinada en Padre Hurtado no han llevado a los medios y sus periodistas a reflexionar sobre los dilemas éticos con los que se enfrentan al investigar y reportar este tipo de hechos noticiosos ¿Qué hacen en cambio? Tienen a buena parte de las audiencias al borde del asiento y comiendo cabritas tal como en el cine, esperando ansiosos qué van a mostrar ahora. Inventan los términos 'narco-influencer', 'narco-reina', sacan portadas y horas de pantalla con la vida y obra de la narco, que esparcen con una lógica de mercado.
Dichas construcciones pueden tener éxito mediático y la televisión como los otros medios profitan de esa vaca que les da leche y que exprimen con morbo y chimuchina pero lo que hacen es incorrecto. Se entiende que los medios son una empresa, pero no son cualquier empresa. No puede ser que hagan del narco un espectáculo que los alimente y que aparezca como algo solicitado por las mismas audiencias. Las audiencias requieren información con el fin de buscar una mayor compresión del fenómeno, no un espectáculo. "Una compañera de pega me dijo, 'ay que pena', y yo le dije 'era narco'; y me dijo, 'es que igual lata como la mataron', quede impresionada por su nivel de razonamiento". Comentarios como estos dan cuenta de la realidad que dan a conocer los medios de comunicación, que está fuera del sentido común. Distorsionar y no a aclarar la visión de lo narco, es incorrecto.
Es poco ético. Es entender la información como un producto y no como un bien común. Es no saber leer y abordar lo suficiente el problema. Es no entender que el mundo del narcotráfico requiere fórmulas narrativas más allá de las tradicionales. Es irresponsable porque alimentan el ego del criminal. Es violar el derecho a la información.
Tal panorama nos permite preguntar si un país con ansias democráticas puede seguir manteniendo intacto un sistema medial donde jueguen unos pocos y todos esos pocos lo hagan bajo un terreno dominado por el mercado. Una posible respuesta, es que el gobierno del Presidente Boric debiera avanzar en el fortalecimiento de los medios de comunicación para que sean capaces de asegurarle a las audiencias el ejercicio de su derecho a la información pues hoy ese derecho más parece una mala broma que una realidad. Lo digo con franco desespero más que ironía.
El narcotráfico es un fenómeno complejo que requiere de un periodismo serio y no de matinal, que profundice en el conocimiento de nuestras sociedades y no eche mano al espectáculo que lo único que hace es inyectar desinformación. Un aporte de los medios de comunicación sería detener por un momento la euforia del show para preguntarse si están haciendo bien el trabajo porque incluso a la inmensa distancia a la que yo me encuentro, el espectáculo da arcadas.
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