¿Qué nos dejó la franja electoral?

Ahora que terminó el período de propaganda o publicidad política, vale la pena mirar hacia atrás y preguntarnos qué nos dejó la franja electoral. Esto es importante porque la franja es un sistema bastante particular de propaganda: es el único espacio audiovisual permitido en medios tradicionales (televisión), y su colocación es gratuita, por lo que todos los candidatos a la Presidencia tienen la misma opción de visibilidad.

Pero claro, no todas las franjas son iguales. Hay algunas memorables, y otras...

Tal como comenté en una columna anterior, eso se debe a que la franja es un subgénero audiovisual con un amplio repertorio: desde 1988, estos espacios han sido diseñados como microprogramas que combinan spots, discursos programáticos, testimonios y cualquier otra cosa.

¿Qué nos dejó esta franja televisiva?

Primero, la adopción de la inteligencia artificial (IA). La franja de Enríquez-Ominami fue el mejor caso, sobre todo por el oxímoron de usar el eslogan "la verdad es el cambio", junto a imágenes creadas de manera digital. Pero también fue evidente en la franja de Parisi, particularmente en aquellas escenas "oníricas", en que se le mostraba como Presidente en ejercicio.

La IA puede ser un plus, sobre todo porque connota tecnología y vanguardia, pero no olvidemos que al mismo tiempo implica falta de recursos, y eso se correlaciona con la falta de apoyos.

Segundo, el retorno de dos géneros clásicos de la franja chilena: el videoclip y el gag. En el primer caso, el trap (o reggaetón, o incluso "rap", como algunos le dijeron) de Matthei fue lo más bullado. Pero hay que mencionar también la musicalización en la franja de Artés, que activaba muy bien el imaginario de la izquierda setentera-ochentera.

En cuanto al gag, imposible no aludir a la parodia que la franja de Mayne-Nicholls hizo de la burocracia y la corrupción estatales, con esos guiños a "The Office".

Un tercer aspecto relevante fue la personalización de la campaña, sobre todo en la franja parlamentaria, donde los candidatos presidenciales jugaban un papel importante. Por ejemplo, Kaiser presentaba a sus candidatos, con un eslogan para cada uno, y mucha actitud. Kast hacía algo similar, pero más formal y apelando a los partidos.

Esto parece típico de los partidos emergentes, porque los tradicionales tendían a focalizarse más en sus propias estéticas y dinámicas. Por ejemplo, Matthei aparecía en el espacio de la UDI, pero dicho segmento era un clip con jingle (muy de los años '90), en el cual la candidata aparecía de manera tangencial.

Finalmente, otro aspecto llamativo fue el tenor concertacionista de la franja de Jara. No se parecía en nada a la campaña de Daniel Jadue en la primaria de 2021. De hecho, hubo segmentos que -me atrevería a decir- son calcados de la franja de Bachelet en 2013. Al menos en ese sentido, la franja de Jara ilustra su discurso de no ser una candidata comunista, sino de la centroizquierda.

La pregunta, ahora, es si las franjas lograron movilizar al electorado. Este domingo veremos.

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