A la cosmética lo que es de la cosmética

El gobierno sabe lo que tiene que hacer (y lo que no tiene que hacer) en el período electoral. Igual responde a los errores propios anunciando la dictación de un instructivo que les recuerda lo que todos ya sabemos. Un instructivo que repite lo consabido sin necesidad de que exista un recordatorio. 

Pero el problema no está en la norma sino en la voluntad de respetarla. El gremialismo parece el más reacio a comportarse como es debido en los puestos públicos. Por eso es la UDI la que pide a sus gobernadores que ayuden a sus postulantes a los municipios. 

En realidad, parece aprontarse a intervenir a favor de sus candidatos como lo más natural del mundo. Y trata de hacerlo sentir a la oposición, pero también a los partidos y actores de derecha que no siguen la línea oficial. 

También a José Antonio Kast se le ha señalado que, a quienes lo apoyan desde el sector público “los tenemos identificados”, lo que quiere decir que no están en la línea correcta o en la línea permitida, algo similar a su modo de ver. El mismo precandidato presidencial de la derecha ha acusado al oficialismo de “persecución” a sus adherentes en el gobierno. El diputado Ignacio Urrutia ha pedido que se termine con la cacería de republicanos. 

Si esa es la forma en que se trata a los cercanos en el espectro político, habrá que imaginarse cómo serán tratados los que se encuentran al frente de sus posiciones. 

En la derecha se da a la cosmética lo que es de la cosmética y al intervencionismo lo que es del intervencionismo.De allí que las promesas de buen comportamiento resulten tan convincentes como la sonrisa de un depredador. 

La vocera de Piñera dice que “acá no existe intervencionismo y no va a existir intervencionismo político. Esas son más prácticas de gobiernos de la izquierda”. Genial. ¡De modo que las malas prácticas son patrimonio de los adversarios!

“Cumpliremos la ley, en horarios que no sean de trabajo, sin abusos del rol de autoridad y cumpliendo los dictámenes de Contraloría”. No faltaba más. 

De manera que ya sabemos que la UDI no hará lo que está instruyendo a sus operarios a hacer desde sus puestos de gobierno. Y RN no hará nada parecido para que sus socios no los superen en su lado de la cancha. ¡Cómo se nos puede ocurrir que va a ocurrir de otra forma! 

El problema para el gremialismo es ser formalmente inobjetable. El secretario general UDI, Jorge Fuentes, ha señalado que “no tenemos que pedirle permiso a nadie de los otros partidos para crear nuestras propias instancias o estamentos” y “si hay funcionarios de gobierno que se integren a este estamento, nos van a ayudar fuera del horario de trabajo”. A buen entendedor, pocas palabras. 

No hay que dejar que la degradación de la actividad política se vuelva algo habitual. Lo que falta de proyecto político, no lo entrega el intervencionismo electoral. Hay que cumplir con la ley y con el espíritu de la ley.

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