Chile Vamos, unidad, proyecto político y competitividad electoral

No es desmedido plantear que la oposición tiene posibilidades de alcanzar un buen rendimiento en las municipales de 2016, lo cual se transforme en la base para enfrentar con éxito las elecciones legislativas, de consejeros regionales y presidenciales de 2017.

Aunque, hasta ahora, lo anterior se explica más bien por defectos del rival que por méritos propios. Como sabemos, la presidenta Bachelet tiene una aprobación inferior al 30% y la mayoría de la gente cree que está gobernando peor de lo esperado y que no ha cumplido con las expectativas.

Más encima, en la Nueva Mayoría no han surgido liderazgos que permitan dar continuidad al gobierno actual y su proceso de reformas. Entre las figuras mejor posicionadas en la centro-izquierda, Isabel Allende todavía tiene que demostrar que puede ser una buena carta presidencial, Ricardo Lagos personifica a la antigua Concertación y Marco Enríquez-Ominami tiene que resolver antes el tema de las boletas y el posible financiamiento irregular o ilegal de sus campañas. Todo esto en el contexto de una economía que prácticamente no crece.

Hasta el momento, la oposición no ha logrado capitalizar el mal momento del gobierno, pero aún está a tiempo de hacerlo. El gran desafío del próximo año son las municipales, donde conseguir resultados positivos dependerá de la construcción de tres pilares que se apoyen entre sí: unidad, proyecto político y competitividad electoral.

En primer lugar, buscar la unidad es un  requisito fundamental para llegar al triunfo. Pero no esa unidad mal entendida que esconde las diferencias en lugar de solucionarlas. El camino es seguir sumando nuevos actores a los partidos tradicionales de la Alianza, institucionalizando una nueva coalición política y electoral. Sin embargo, contar con más partidos, movimientos e independientes no puede significar solamente repartir entre más actores los mismos votos de la Alianza, ya que la tarea es ampliar la base electoral.

En segundo lugar, construir un proyecto político para ofrecer a la ciudadanía. Un relato que interprete la realidad política, económica y social de un país que ha sufrido importantes transformaciones en estos 26 años de democracia. Es decir, que sea capaz de convocar a la gran mayoría de los chilenos y que se constituya en una alternativa al proyecto político de la Nueva Mayoría y sus reformas emblemáticas.

Y, en tercer lugar, recuperar la competitividad electoral. La Alianza entre 1999-2010mostró que podía hacer frente a la Concertación, lo cual culminó con la victoria de Piñera. Esto conlleva dejar atrás los resultados de 2012-2013, donde perdió la presidencial, consiguió menos alcaldes y concejales, además de quedar en minoría en el Congreso.

Por ello, no debe tener reparos al enfrentar a un candidato único de la Nueva Mayoría más otras fuerzas de izquierda. En 2012 la Alianza demostró que el mejor escenario para aumentar su número de alcaldes es cuando la competencia se da entre dos candidatos.

En resumen, Chile Vamos necesita unidad para construir un proyecto político que sustente a corto y mediano plazo la competitividad electoral de la nueva coalición. En este caso el orden de los factores sí puede alterar el producto.

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