El sábado 13 y domingo 14 de julio se celebraron las primeras elecciones internas del Frente Amplio, y más allá del desfile de nombres para ocupar los diferentes cargos del partido, es una buena oportunidad para abrir el debate político sobre lo que deberíamos estar haciendo como partido para fortalecernos y proyectar los próximos desafíos.
Hay algunos objetivos que parecen estar fuera de discusión, como maximizar el rendimiento electoral en los comicios de este año y el siguiente, echar a andar la orgánica interna o ser un apoyo de nuestro gobierno (sin mimetizar el partido con el gobierno), pero también me parece que hay tres tareas importantes e impostergables de asumir:
Es de esperar que, en una democracia, quien ejerce el rol de oposición por no tener la presión de administrar el aparato estatal ni ejecutar las políticas públicas pueda elaborar y proponer un proyecto país con mayor facilidad que quienes ejercen roles oficialistas, marcando así los términos del debate público. Sin embargo, la derecha que hoy ejerce ese rol ha sido deficiente en esta tarea: Más allá de levantar críticas y proponer resolver los problemas de seguridad con más ''mano dura'', es difícil dilucidar cuál es su proyecto país, qué es lo que proponen para Chile.
Ante este vacío, se nos abre la oportunidad de instalar ideas en el debate público más allá de lo que pueda hacer o no hacer un gobierno determinado, las acciones que realiza cada ejecutivo durante sus cuatro años de gestión deben formar parte de un engranaje que en el mediano y largo plazo conduzca a nuestro país al mejor futuro posible. Como Frente Amplio hemos propuesto un nuevo modelo de desarrollo para el país, que supere la matriz económica extractivista agregando valor a nuestra producción, distribuyendo de manera más justa las ganancias de nuestra economía y tomando medidas de adaptación y mitigación a la crisis climática que es el gran desafío que como humanidad debemos abordar. Profundizar estas ideas y ponerlas en común dentro de la militancia frenteamplista, nos permitirá tomar un rol protagónico dentro del debate político nacional, no solo en los paneles de los medios de comunicación, sino que también en las mesas de conversación de nuestras familias.
Por otra parte, sabemos que el Frente Amplio se levanta desde varias organizaciones pequeñas que se formaron durante el último auge del movimiento estudiantil, esto se refleja en las principales vocerías y también en la composición social la militancia y la base de apoyo del Frente Amplio, mayoritariamente (pero no exclusivamente) compuesta por jóvenes profesionales en sus treintaitantos años. Si queremos que nuestro partido se proyecte en el tiempo e interprete de buena manera al pueblo chileno, es necesario hacer esfuerzos por ampliar nuestra base militante hacia generaciones mayores y menores, que no formaron su cultura política en el mismo movimiento estudiantil que dio impulso de Frente Amplio, lo que -por lo tanto- nos exigen una mayor flexibilidad política y organizacional para que estos nuevos grupos sean un aporte efectivo.
Por último, pero no menos importante, nos toca hacer el mayor de los esfuerzos desde cada una de las personas que componemos el Frente Amplio por promover una cultura militante más proactiva en la elaboración de las ideas y la implementación de las mismas. Y esto es más allá del Frente Amplio, si hoy los partidos políticos de forma transversal sufren el descrédito de la ciudadanía, es en gran medida porque los partidos no están presentes en la vida de las personas. Una democracia sana necesita de partidos políticos fuertes, reconocidos por las personas a través de sus ideas y sus acciones, y el primer paso para esto lo debemos dar quienes asumimos la responsabilidad de militar en un partido político.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado