Un 15 de junio de 1961, durante una conferencia ante la prensa internacional, Walter Ulbricht, el entonces presidente de la RDA, negó la intención por parte de los jerarcas marxistas de levantar un muro que dividiera Berlín. Dos meses después, entre sombras de medianoche, los comunistas comenzaron a construir un muro que terminaría por dividir a Alemania por casi 30 años. Jean Francois Revel, antiguo socialista y luego acérrimo anticomunista, decía en un libro -"La Gran Mascarada", que debería ser reeditado-, que "lo que marca el fracaso del comunismo no es la caída del Muro de Berlín en 1989, sino su construcción".
La construcción del Muro se basó en la misma excusa con que hoy se pretenden censurar opiniones en universidades y medios de comunicación o con que se pretende condicionar elecciones presidenciales, el antifascismo. Así, los comunistas usaron el eufemismo "barrera de protección antifascista" para impedir la eventual salida masiva de ciudadanos de la RDA hacia Alemania Occidental.
Entre 1961 y 1989, más de 5.000 personas lograron escapar del comunismo. A las 174 que murieron intentando cruzar el Muro, Margot Honecker, la esposa del último jerarca comunista de la RDA, Erich Honecker, las tachó de estúpidas en una de sus últimas entrevistas.
La policía política en la RDA, la temida Stasi, tenía 300.000 informantes. Lo que se promovía como un régimen basado en la fraternidad socialista, en realidad era un sistema represivo, de control, vigilancia y delación al más puro estilo "1984" de Orwell. Un sistema destructor de almas, centrado en sembrar sospechas entre amigos, familiares y colegas, destruyendo reputaciones y relaciones personales. Algo que ha evidenciado con claridad desde la liberación de los archivos de la Stasi en 1992 y en libros como "Stasiland", de Anna Funder.
Qué queda del Muro de Berlín después de su desplome un 9 de noviembre de 1989. Irónicamente, simples souvenirs. Pero hay escombros que aún perduran. El cinismo y la desmemoria generalizada respecto a la RDA, el muro y lo que fue el comunismo en Europa del Este, una ideología totalitaria. En ese sentido, los comunistas del presente -lo quieran o no- siguen parados sobre los escombros y cimientos ideológicos de un fracaso ético, moral y cultural que, entre otras cosas, dio origen al Muro de Berlin.
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