Hay muchos "Fra-Fra" en el país

La deplorable, irritante y abusiva actitud del empresario Francisco Javier Errázuriz, conocido como “Fra Fra”, con trabajadores paraguayos y brasileños en uno de sus fundos, puso de nuevo sobre el tapete las deficientes condiciones de los trabajadores en nuestro país y hasta donde pueden llegar los patrones en sus decisiones de no cumplir con las leyes y los derechos laborales.

El caso no es puntual. En Chile hay muchos “Fra Fra”. Empresarios, dueños de fundo, financistas, que de manera solapada e intimidatoria someten a precarias condiciones laborales a miles de trabajadores, muchos de los cuales no hacen las denuncias por temor a represalias y no perder el empleo.

Se sabe hace tiempo que en muchas empresas no se pueden organizar los trabajadores en sindicatos, porque son amenazados y chantajeados.

En el colmo de las cosas, se presentan situaciones en que después de una negociación colectiva o una huelga, los patrones despiden a trabajadores por haberse manifestado y exigido sus derechos.

Por lo demás, al caso de los trabajadores paraguayos y brasileños, hay que agregar los abusos que se cometen contra trabajadores peruanos, bolivianos, ecuatorianos y de otras nacionalidades, muchas veces desamparados, además, por no poder cumplir con reglas migratorias. Ellos son explotados, tratados como esclavos laborales, sometidos a jornadas laborales extensas y mal pagadas, en un clima abusivo e injusto.

Es evidente que el sector empresarial debe poner fin al abuso con trabajadores extranjeros.

Pero también, de una vez por todas, cumplir con los derechos sociales y laborales de los trabajadores chilenos. Se deben respetar las leyes, los convenios internacionales y las mínimas condiciones de un empleo decente y digno.

En este marco, es fundamental que la Dirección del Trabajo se decida de una vez por todas a aumentar la fiscalización y preocuparse de la situación de los trabajadores en todo el país.

Hay que contar con más fiscalizadores e inspectores, quienes deberían tener más atribuciones y capacidades de regular e indagar en las empresas.

Hay que avanzar en sanciones realmente firmes a quienes violen las leyes, no cumplan con las normas laborales y abusen de los trabajadores. Las multas ya no son solución, sobre todo por su baja monta para los patrones. Por eso muchos prefieren incumplir y pagar la multa.

A la situación se clara esclavitud laboral a la que sometía “Fra Fra” a los trabajadores paraguayos y brasileños, hay que agregar situaciones irritantes como las trabajadoras que debían usar pañales porque no tenían permiso de ir al baño o los trabajadores encerrados en los lugares de trabajo en el horario nocturno.

Nada de eso se corresponde con un país que pertenece a la OCDE, que quiere ser desarrollado, que dice respetar los derechos laborales y tener una democracia ejemplar.

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