Horrores detrás de la colegiatura obligatoria de los Colegios Profesionales

El Colegio de Abogados anunció que se había aprobado recuperar la colegiatura obligatoria de sus asociados. Esto motivó entre otras reacciones la renuncia de un connotado abogado defendiendo la libertad de trabajo y de asociación consagrada en la declaración mundial de Derechos Humanos. Para el lego esto podrá parecer una discusión de peritos, pero es uno de los procesos cruciales para nuestra vida civil, ética, moral y política.

En 1973 los colegios profesionales tenían dos tuiciones o controles fundamentales: La tuición (o control) laboral y la tuición (o control) ética. La tuición laboral implicaba que por ley ningún profesional que no perteneciera a su colegio respectivo podía trabajar como profesional en Chile. La tuición ética implicaba que los colegios profesionales podían enjuiciar a sus asociados por infracciones éticas, y determinar sanciones que iban desde un llamado de atención hasta la suspensión de título y la expulsión del colegio, lo que implicaba la imposibilidad de trabajo en Chile.

De facto, los colegios profesionales determinaban quien ejercía o no en Chile, aunque no arbitrariamente, sino que sometido a un juicio ético.

Cuando se instaura la Dictadura Cívico-Militar-pseudo-Neoliberal en Chile encuentra que, entre pocos, hay dos poderes que pueden arruinar el poder del gobierno: Los camioneros y los colegios profesionales. Los camioneros pueden paralizar al país estacionando sus camiones en sitios estratégicos de los caminos de Chile. Los colegios profesionales pueden paralizar al país por una huelga general como son las de los gremios. Pensemos sólo en una huelga de, no de profesionales pero muy gráfica, los panaderos y el país sufriría mucho, sin mencionar una huelga general de todos los profesionales de la salud.

Políticamente no podría controlarlo porque los no huelguistas partidarios del gobierno serían expulsados del colegio y no podrían ejercer en Chile, como sucedió en el caso de médicos que apoyaron a Allende y fueron expulsados no del colegio, pero sí de sus lugares de trabajo. Desmontar el poder de los colegios profesionales (los camioneros no los trataré aquí) fue un objetivo fundamental de la Dictadura. Pero ponerse en contra de la tuición ética profesional iba a ser una batalla perdida, y si la ganaban el antecedente de prohibir la ética profesional en un país sería el peor baldón que se recordaría históricamente al gobierno de facto.

¿Cómo hacerlo? Mientras tanto en el mundo la idea de libertad de asociación y la actitud democrática paralela como es la libertad de trabajo ganaba cuerpo y era reconocida en todos los centros de derechos humanos, hasta que se instauró universalmente. La Dictadura recibió un regalo invaluable, podría decretar la libertad de trabajo y por lo tanto derogar la ley de Colegiatura obligatoria y aparentemente arreglar el problema. Pero arreglaba poco porque los colegios profesionales seguían teniendo la tuición ética. Puede pensarse que na' que ver, pero no es así, un profesional expulsado de su colegio por una infracción ética grave no habría encontrado trabajo en ninguna parte.

En ese tiempo las empresas se cuidaban de contratar "delincuentes" morales. A veces se piensa en los médicos como infractores éticos graves, pero los médicos aquí son marginales en la dimensión de la perversión moral que estamos tratando; algo más importante son los abogados, pero quienes afectan gravemente el trabajo empresarial al exigir ética rigurosa son los contadores, auditores, ingenieros comerciales y todos aquellos administrativos que trabajan en la parte financiera de una empresa. Los médicos eran unos 20.000, los contadores eran 200.000. Los contadores no podían emitir boletas o facturas falsas, participar en coimas, fraudes, colusiones, uso indebido de información, etc. so pena de ser enjuiciados por su colegio y no poder seguir ejerciendo más en Chile. Comprendemos que todo lo que estamos viendo del "Pacogate", "Milicogate", coimas y sobornos a políticos, colusiones, empresas que destruyen el ecosistema (porque los ingenieros involucrados correrían el riesgo de sanciones ética por su colegio), etcétera; donde hay boletas, facturas y trámites realizados por contadores o profesionales afines no podrían haberse realizado.

Chile sería otro. Para la Dictadura era tanto o más valioso terminar con la tuición ética que con la tuición laboral. Entonces había que idear algo que destruyera toda posibilidad de que los colegios profesionales pudieren aplicar una u otra tuición. Resultaba fácil, hacerlos desaparecer como colegios y transformarlos en Asociaciones Gremiales (que podría ser homologable a una sociedad de montepiadas), sin control ético ni laboral. La ley no se dejó esperar y fueron transformados en este tipo de asociaciones sin tuición ética ni laboral.

Caída la Dictadura nos dedicamos todos los ex colegios profesionales a recuperar la tuición ética, porque dimos por sentado que la tuición laboral era éticamente errónea. No recibimos apoyo nunca de los partidos políticos ni de las coaliciones de gobierno de centro, derecha o izquierda. Nuestro trabajo arduo se perdió en reuniones interminables con los parlamentarios; pero de repente se juntó un ministro que entendió el problema y autoridades del Colegio Médico y se logró meter un proyecto de ley el año 2009 promulgado por Bachelet, que salió con muchos errores que no es el caso tratar, pero que ningún gobierno ha querido mandar al Parlamento para tramitarlo de verdad. Hubo una urgencia en el segundo periodo de Bachelet que murió en una semana.

La ética no solo está menospreciada por los gobernantes, legisladores y jueces en cuanto a colegios profesionales sino en múltiples instancias. Cuando Bachelet quiso hacer un análisis de probidad y transparencia nombró una comisión donde no hubo eticistas sino economistas, hubo dos abogados donde una era defensora de Pinochet. La Comisión de Ética Nacional debió haber sido nombrada hace 16 años. Su nombramiento duerme un sueño profundo.

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