Inhabilidades y gremialismo

En estos días se está discutiendo en el Congreso Nacional un proyecto que busca eliminar las inhabilidades para que puedan competir en cargos de elección popular quienes hoy ocupan otros cargos electos. Todo indica que esto será aprobado, lamentablemente, este tipo de medidas suele verse como un arreglo de y para la casta política, pero no se ha profundizado en cuál es el sentido ideológico que las inhabilidades tienen.

Bajo el orden constitucional vigente, las inhabilidades cumplen un importante rol ideológico, de corte gremialista. Cuya máxima expresión se encuentra en el artículo 23 de la Constitución, cuando plantea que “la ley establecerá las sanciones que corresponda aplicar a los dirigentes gremiales que intervengan en actividades político partidistas”.

Las inhabilidades no solamente fueron para las organizaciones sociales, sino que también para algunos representantes de la voluntad popular. Bajo la idea de despolitizar la política, no era aceptable que un alcalde buscara “hacer carrera política, sobre todo bajo la idea de Guzmán bajo la cual los municipios eran entes despolitizados.

Al observar las actas de la Comisión Ortúzar, en particular, del 18 de abril de 1978, vemos como Jaime Guzmán fue quien planteó con más fuerza que las inhabilidades debían reforzarse. Esto con un claro objetivo ideológico, la despolitización de las organizaciones sociales, pero también la de la política.

Claro ejemplo de lo anterior es lo ocurrido con los alcaldes, fue Guzmán en la sesión del 18 de abril de 1978 quien lo propuso, y además, buscó inhabilitar a quienes en los últimos cuatro años hubiesen desempeñado un cargo de dirigencia social o estudiantil. La idea era evitar el uso de los beneficios del desempeño del cargo para una candidatura propia.

La Comisión consideraba que cuatro años era un exceso, y disminuyeron las inhabilidades a un año para ministros, dos años para intendentes, y cuatro años para dirigentes gremiales. El sentido gremialista de la inhabilidad queda en todo su esplendor.

El 10 de agosto del mismo año, Guzmán plantea que no quiere que ser alcalde sea “el primer peldaño de una carrera política”, bajo la idea de que la función gremial y la función política eran diferentes, por lo mismo buscó generar inhabilidades para los dirigentes de las Juntas de Vecinos.

Una pequeña revisión del origen de esta norma nos lleva a encontrarnos con el núcleo de la democracia protegida gremialista.

Debemos comprender que abrir la democracia pasa por levantar todas las inhabilidades a quienes ejercen cargos de elección popular. La inhabilidad en si, es una contravención a la democracia, pero cuando esta se dirige hacia los dirigentes sociales y los representantes populares, observamos qué tipo de democracia se ha configurado.

¿Por qué existen inhabilidades para los dirigentes sociales y no los empresariales?

Tal vez, por lo mismo, para participar en las elecciones de la Convención Constitucional casi no existen inhabilidades.

Creo que es momento de que, quienes estamos en la izquierda, dejemos de arrimarnos a medidas de este tipo, que pueden ser populares, pero cuyo sentido ideológico es dudoso, y suele acompañarse de la anti-política.

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