La otra deuda con los niños

Un proceso de adopción en Chile demora en promedio cerca  de 3 años, tiempo que para los niños que esperan por una familia es una eternidad. Por ello tengo la convicción de que es fundamental modernizar el sistema y la normativa que fue promulgada en 1999. Es decir, hace casi 20 años.

Durante los últimos meses, la realidad de la infancia en Chile y de los niños más vulnerables se ha tomado la agenda pública debido a la precariedad en qué están creciendo. Producto de ello es que finalmente está la voluntad de las autoridades y de los distintos poderes del Estado para avanzar hacia políticas públicas que den respuesta a estas demandas.

En este marco, la Comisión de Familia de la Cámara Baja acordó reunirse de manera extraordinaria cada jueves para debatir la reforma a la ley de adopción. ¿La razón? muchos tenemos la firme convicción de que podemos avanzar, paralelamente en los distintos proyectos, en la tramitación de la adopción, cambio que busca devolver el derecho a los niños de tener una familia.

Esta reforma  tiene el objetivo de optimizar el proceso, que hoy día es  lento y engorroso, para dar paso a un sistema eficiente que facilite el trámite. Varios son los puntos que surgen de este debate y de los cuales debemos hacernos cargo.

Uno de los avances que se requiere es el fin de la prelación. Esto porque según la ley hoy la prioridad para adoptar la tienen los matrimonios chilenos y extranjeros, quedando en un tercer y cuarto lugar otros tipos de familia, como personas solteras o parejas cuya convivencia está legalizada.

No podemos continuar privilegiando a algunos por sobre otros, porque el objetivo final, y a algunos se les olvida, es el bienestar de los niños y su derecho a crecer en una familia.

Mi compromiso es impulsar el fin de esa prelación y también incluir la adopción homoparental porque como país hemos avanzado hacia el reconocimiento legal de todas las parejas y no se entendería que por motivaciones conservadoras, se les negara la posibilidad de adoptar un niño que hoy espera por una familia.

Otro de los puntos complejos y que necesitamos reformar es el extenso tiempo que dura el proceso y cómo debemos sin que ello implique vulnerar los derechos de la familia de origen. Sobre esta materia, considero fundamental optimizar el trabajo con esas familias para que puedan obtener las herramientas parentales que les permita entregar cariño y seguridad al niño. Sin embargo, debe existir un tope claro de a qué punto buscamos a la familia extendida.

El proyecto planteaba la búsqueda hasta un 6° grado, que implicaría buscar primos de segundo y tercer grado, lo que estimo  un exceso porque sólo alarga la espera de los niños por una familia.

También tenemos que abordar otros aspectos como el rol que tienen las fundaciones y el Estado sobre materias de infancia, pero el mensaje es claro, debemos contar con un sistema de adopción moderno que tenga como objetivo primordial el bienestar de los niños.

Quienes hemos trabajado durante años en temas de infancia, sabemos que es imperante tramitar esta reforma y toda la batería de proyectos enviados por la Presidenta Michelle Bachelet quien dijo: “Es un imperativo de justicia, de un país que no está dispuesto a tolerar que lo que es más querido, sus hijos, niños y niñas, sigan siendo vulnerados en sus derechos”.

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