Con mucha preocupación vimos el último concejo municipal de Las Condes, en el cual el concejal de derecha Leonardo Prat revivió una propuesta del año 2006, que busca que una calle, plaza o avenida de la comuna lleve el nombre del dictador Augusto Pinochet(1).
Si bien en este escenario de arremetida de la ultraderecha, en Chile y en el mundo, no nos debiera sorprender que se presenten aberraciones de este tipo de carácter negacionista y que transgreden mínimos democráticos, me inquieta más el silencio de la alcaldesa de Las Condes, Catalina San Martín, quien durante la sesión no dio su opinión.
Lo planteo ya que Catalina San Martín se ha definido como una persona liberal, moderada y de centroderecha, lo que debiera ser interpretado políticamente como una persona contraria a cualquier tipo de dictadura y contraria a quienes han defendido y justificado los horrores cometidos en Chile durante 17 años.
No obstante, no solo no se manifestó durante el último concejo, tampoco lo ha realizado aún a través de sus redes sociales, lo que es muy preocupante para una alcaldesa que pretende marcar una diferencia con la derecha más fanática, que no le interesa en lo más mínimo la defensa de los derechos humanos.
Por lo mismo, me parece que es una obligación de su parte, dado su rol como alcaldesa, que diga algo al respecto y marque una posición sobre esta solicitud de cambio de nombre de calle, plaza o avenida, ya que si sigue en silencio terminará por avalar un negacionismo que nos hace mucho daño como sociedad y como vecinos y vecinas de Las Condes.
Asimismo, no hay que olvidar que muchos y muchas que votaron por Catalina San Martín lo hicieron también ya que marcaba una diferencia con la candidata Marcela Cubillos Sigall, histórica pinochetista, quien jamás ha mostrado un mínimo de arrepentimiento o cambio de opinión sobre su apoyo al terrorismo de Estado y su admiración a la figura de Pinochet.
A no ser que Catalina San Martín diga que lo único que la diferencia realmente de Marcela Cubillos es solamente su estilo no agresivo, su amabilidad y su compromiso con la probidad y la transparencia en la comuna, lo que sería muy lamentable y la dejaría como una persona sin ningún compromiso por la paz y los derechos humanos en el país.
Dicho lo anterior, espero que Catalina San Martín diga algo y se pronuncie sobre esta iniciativa cruel y negacionista impulsada por un concejal de derecha sin ningún criterio y empatía, por el bien de la convivencia democrática en Las Condes y de Chile, oponiéndose así a homenajear a un criminal y también ladrón, como lo fue Pinochet.
Por lo demás, nadie le pide a Catalina San Martín que se vuelva una persona de izquierda o que dé un giro progresista en su discurso y en su actuar, sólo que marque una diferencia básica con la derecha pinochetista, así como lo hizo Sebastián Piñera y el mismo Joaquín Lavín en su momento.
Por último, señalar que cuando Catalina San Martín salió elegida alcaldesa en Las Condes, más allá de que no voté por ella, me alegró que haya derrotado a Marcela Cubillos, ya que creía que podía encarnar una derecha democrática en mi comuna, por lo que espero no tener que decepcionarme con algo tan importante como lo es la defensa de los derechos humanos.
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