¿Quién consiguió la mejora en el Ingreso Familiar de Emergencia?

Hace diez días, en la Comisión de Hacienda del Senado, el gobierno y los senadores integrantes de dicha comisión, más diputados integrantes de la Comisión de Hacienda de la Cámara, alcanzaron lo que se ha denominado como “marco de acción” para enfrentar la pandemia, la reactivación y el contexto fiscal del próximo tiempo.

Los intereses en juego eran contradictorios, mientras los parlamentarios de oposición buscaban generar las condiciones para que las cuarentenas fueran efectivas, elemento central para superar la pandemia y proteger las vidas de las personas, el gobierno estaba interesado en que se acordara un marco fiscal que limitara los gastos.

Así, mientras el gobierno, cuya exclusiva iniciativa es fundamental para poder legislar en estos temas, proponía un incremento de Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) que lo llevaba de $65 mil a $ 75 mil, y un marco de gasto total para abordar la pandemia y la reactivación que no llegaba a US$ 8 mil millones, los parlamentarios y partidos de oposición planteaban que el IFE equivaliera a la línea de pobreza, lo que significaba unos $112 mil por persona para una familia de 4 personas, y un marco de gasto de entre US$12 mil y US$15 mil millones.

El resultado final ha sido que el IFE pasó de $65 mil a $100 mil por persona, y que el marco de gasto comprometido quedó en US$12 mil millones.

Es fácil entender que el gobierno tuvo que aceptar los argumentos de los opositores y comprometerse a un mayor gasto en beneficio de las personas. Fue un triunfo de los opositores, pero no una derrota del gobierno, aunque si de sus tozudeces. Pero ni Piñera, ni sus ministros, y tampoco sus medios de comunicación, serán capaces de reconocerlo.

La evidencia es clara. El 19 de marzo, el Foro por el Desarrollo Justo y Sostenible planteaba que “hay que asegurar un ingreso a quienes deban permanecer en sus casas”, y el 20 y 29 de ese mes precisaba la necesidad de “una Renta Básica temporal para 3,6 millones de trabajadores sin contratos de trabajo” y el 24, para evitar la expansión de la pandemia, reclamaba “un Estado que provea un Ingreso Básico Universal a los chilenos”.

El gobierno a estos llamados respondía con un bono de $50 mil por una sola vez para los beneficiarios del SUF.

El 4 de abril, y luego el 9 y el 16, el Foro proponía una Renta Básica Temporal para todas las familias en el RSH que no cuenten con un ingreso formal, “siendo ideal acercarse a la línea de pobreza”, y el 22 de ese mes precisaba que se necesita una renta de “$126 mil por persona”, siguiendo el incremento de la línea de la pobreza por adulto equivalente, para llegas a 1.750.000 hogares.

El gobierno avanzó con la propuesta del IFE, por un monto de $65 mil el primer mes y luego valores menores los dos siguientes.

El 26 de abril, las bancadas de oposición de la Cámara de Diputadas y Diputados proponen un ingreso para cada familia que lo necesite por un monto equivalente a la línea de la pobreza para los cuatro meses siguientes, y el 8 de junio la Cámara adopta un acuerdo para solicitar ese mismo ingreso.

Ninguna de las propuestas del Foro o de la Cámara se situaba o sitúa fuera del marco presupuestario acordado, y tampoco del que inicialmente proponía el gobierno si se ejecutaba este año.

Se llegó a un punto en que la urgencia obligó a consensuar un monto $12 mil menor que el necesario para una familia de 4 personas, pero $45 mil pesos superior a lo que el gobierno disponía para este mes.

Ganaron las nuevas familias que recibirán el IFE y las que recibirán un IFE mayor, y ganó la política sanitaria.

El gobierno lo ha presentado como su obra, en realidad es obra de la oposición.

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