Un cambio que Chile necesita

Desde el retorno a la democracia el país ha ido construyendo un modelo de sociedad que hoy está en cuestionamiento. Algunos de ellos muy fundados y otros que responden a visiones más voluntaristas o excesivamente ideologizadas. Esta realidad ha llevado a que parte importante de nuestra dirigencia política y/o social está en cuestionamiento por parte de la ciudadanía.

La apatía y ausencia de la gente es  por el hecho de no sentirse parte del quehacer nacional y eso encuentra su explicación en diversas situaciones.

Una excesiva concentración del poder. Tenemos un sistema político y social que no permite en forma real la expresión ciudadana como un elemento central de la toma de decisiones y fomenta o permite la existencia de una estructura dirigencial a veces muy lejana del sentimiento popular.

La preocupante ausencia de propuestas reales y serias de cambio en aquello que hoy impide avanzar en el objetivo de un Chile más justo y equitativo.

Poca tolerancia y escasa voluntad de buscar y alcanzar acuerdos más allá de las legítimas diferencias, teniendo como objetivo central las inquietudes  y necesidades de la ciudadanía.

Partidos políticos y también organizaciones sociales que mantienen viejas prácticas en su vida interna y en su relación con la gente.

Debilidad y carencia de propuestas realistas que aspiren a interpretar a los chilenos por sobre los propios intereses de sus visiones ideológicas.

Incapacidad de asumir con coraje lo que la gente aspira para lograr los beneficios  de una sociedad más abierta, participativa, equitativa y plenamente democrática en lo político, social y económico.

Falta de diálogo y disposición para encontrar los acuerdos , sin complejos o excesivos ideologismos.

Individualismo en el accionar político, que ha tenido como consecuencia una atomización preocupante del sistema político chileno.

Ausencia de una renovación real en las estructuras y planteamientos de lo hoy existente. Situación presente en los partidos tradicionales y también en muchos de los nuevos actores.

Poca tolerancia y excesiva preocupación por imponer visiones propias por sobre el interés general del país y su gente.

Esta preocupante realidad exige asumir sin demora alguna acciones que permitan recuperar la fe pública y en forma definitiva el reencuentro de la política con la ciudadanía.

Nuestra propuesta es  producir  un cambio profundo en la forma de hacer política y relacionarse con la ciudadanía. Reencontrase con la gente y saber interpretar sus reales inquietudes y aspiraciones.

Recuperar el coraje de saber buscar acuerdos. Sin complejos, que permitan avanzar en la consolidación de mayorías que puedan interpretar el sentir de los chilenos.

Atreverse a construir propuestas serias, con sentido de futuro que identifiquen seriamente las falencias existentes y elaboren programas y propuestas que permitan cambiar a realidad existente y avanzar en la consolidación de una sociedad que busque realmente la realización integral de persona humana.

Provocar un recambio real en la dirigencia política y/o social  que permitan asumir un rol protagónico a nuevos y jóvenes  dirigentes que con entusiasmo  logren renovar   la política chilena, en su accionar y en su forma de pensar. 

Es la hora de asumir esa tarea. 

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