Mientras transcurre la guerra comercial entre China y EE.UU y sus efectos en la economía global y local, la semana pasada nos enteramos por twitter de un nuevo ataque al sistema multilateral de comercio y en este caso, además al NAFTA, acuerdo comercial emblemático y pionero en el comercio global que vincula a EE.UU, Canadá y México.
Ayer, en esta misma plataforma digital, el Presidente Trump anunció el acuerdo alcanzado con México para luego advertir que estará atento a que las medidas que implemente su vecino cumplan sus expectativas.
Negociar con la Espada de Damocles no es justo. Nunca humillar al socio rinde fruto, quizás beneficios en el corto plazo, pero no estabilidad entre países que están condenados a crecer juntos por su grandísima interdependencia.
La motivación de esta medida no es sólo proteccionista. Tampoco se trata de una sanción a la contravención de alguna obligación internacional asumida por México. Es el garrote para obligar a la aplicación de medidas que eliminen flujos de personas de otras jurisdicciones que busquen a EE.UU como destino.
Es decir, la utilización de los aranceles como un instrumento de presión para tratar una cuestión por fuera de la agenda comercial tradicional.
El Sistema Multilateral de Comercio se encuentra bajo ataque y el comercio regulado amenazado. Todos perdemos si se instaura este estilo de negociación, pero especialmente países pequeños y medianos insertos en el mundo y que dependemos en gran medida del comercio e inversión extranjera.
Las normas globales son las que protegen nuestros intereses, lo contrario es la ley de selva donde los grandes imponen sus reglas.
Con esto se da un paso más para desmantelar la construcción de normas y procesos internacionales de la pos guerra para asegurar cooperación, paz, seguridad y prosperidad.
México, actuó con talento y sabiduría. Desde el primer día el Presidente López Obrador lo declaró en una carta abierta que es una lección de dignidad y buena política exterior: “los problemas sociales no se resuelven con impuestos o medidas coercitivas; el lema EE.UU primero es un falacia porque hasta el fin de los tiempos, incluso, por encima de los frontera nacionales, prevalecerán la justicia y la fraternidad universal”. Propuso profundizar el diálogo y buscar alternativas, abrió el canal de negociación y protegió sus intereses.
Estos embates no cesarán por lo que los Gobiernos de América Latina debieran rechazar firmemente este estilo de negociación y declarar su solidaridad con México.
Chile es su socio en la Alianza del Pacífico, allí también debiéramos promover un pronunciamiento en este sentido. Son nuestros intereses también los que están en juego. Ahora se trata de México y cuestiones migratorias.
Mañana podrá ser otro país por otras consideraciones no comerciales, ya lo dijo M. Niemöller, hay que evitar que lleguen a nuestra puerta.
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