El próximo miércoles 06 de diciembre los amigos y colaboradores del padre Alfonso Baeza lo recordarán con afecto en el cuarto aniversario de su partida.(1) La visita del Papa Francisco a nuestro país en enero de 2018 da mayor realce a este aniversario, pues existe una profunda sintonía entre ambas personalidades.
Este aniversario y la visita de Francisco ofrecen una nueva oportunidad para valorar el legado de Alfonso. Cuando se recuerda su vida y su testimonio no podemos dejar de valorar la fuerza interior que lo movía y motivaba. No hay duda que su energía sorprendente, su modestia y su valentía profética le venían de una profunda relación con Dios, como Padre, y su compromiso personal con Jesucristo liberador.
Alfonso fue un sacerdote que asimiló y vivió el Concilio Vaticano II y conoció la proyección de la teología de la liberación para nuestro país. No hay que olvidar, junto con eso, su cercanía con el cardenal Raúl Silva Henríquez, su maestro y mentor.
La historia de Alfonso es conocida. Miembro de una familia acomodada, estudió en el Liceo Alemán y obtuvo el título de Ingeniero Comercial en la Universidad Católica. Ordenado sacerdote se fue a especializar en Ciencias Sociales a la universidad Gregoriana de Roma. De regreso, en 1965, fue nombrado como asesor del Movimiento Obrero de Acción Católica (MOAC) que lo marcó para toda la vida.
Durante el gobierno de la Unidad Popular participó en el movimiento "Cristianos por el Socialismo". Ese grupo apoyó algunos aspectos del programa en favor de los trabajadores. El Episcopado no comprendió bien sus motivaciones y terminó descalificándolo. El cardenal Silva Henríquez fue más abierto y mantuvo el diálogo, teniendo a Alfonso Baeza como uno de los mediadores e interlocutores.
El cardenal Silva Henríquez creó dos organismos en tiempos de la dictadura. La Vicaría de la Solidaridad en 1976 y la Vicaría de la Pastoral Obrera, en 1977, designando a Alfonso como Vicario o Director de esta última.
La Vicaría acompañó a los trabajadores durante los años duros de la dictadura en dos momentos.
En primer lugar, en los tiempos dramáticos de la persecución y el desmantelamiento del movimiento obrero y sus organizaciones sindicales. En un segundo momento ayudó a rearticular el sindicalismo y la vuelta a la democracia. Los dirigentes sindicales recuerdan las Escuelas de Verano de la Vicaría y el apoyo a la Coordinadora Nacional Sindical y la reorganización de la Central Única de Trabajadores (CUT).
Si de esta breve mirada a la labor pastoral y social de Alfonso, volvemos la mirada a la Iglesia de hoy para actualizar su mensaje y testimonio, nos encontramos con la novedad y la renovación eclesial del Papa Francisco.
Más de cerca, descubrimos profunda afinidad entre ellos.
Francisco ha escrito, "quiero una Iglesia pobre y para los pobres". Alfonso había dicho antes, "los pobres no son pobres porque Dios lo quiera; son pobres porque hay injusticias".
Además, hay coincidencia no sólo en las declaraciones sino en las realizaciones. Alfonso ayudó a la reorganización de los sindicatos y la recuperación de la democracia.
El Papa Francisco, por primera vez en la historia, convocó a los Movimientos Sociales a reunirse en el Vaticano, la sede central de la Iglesia Católica mundial.
Lo ha hecho a través de una organización titulada, "Las tres T": Tierra, Techo y Trabajo. Al recibir a los representantes de los Movimientos Populares en Roma en 2014, les dijo: "Gracias por haber aceptado esta invitación. Ustedes vinieron a poner en presencia de Dios, de la Iglesia, de los pueblos, una realidad muchas veces silenciada. Los pobres no sólo padecen la injusticia, sino que también luchan contra ella".
Al terminar su discurso en una nueva reunión en Santa Cruz Bolivia en 2015, hizo suyas las conclusiones del Encuentro y proclamó con fuerza: "Yo los acompaño de corazón en ese camino: ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ninguna persona sin la dignidad que da el trabajo".
Confiemos que el Papa Francisco superará los posibles conflictos que puedan presentarse durante su visita a Chile en enero de 2018. Nos anima y nos reconforta saber que el cardenal Raúl Silva Henríquez, el padre Alfonso Baeza y muchas otras personas le han preparado el camino.
Nota del autor. Habrá un encuentro de reflexión en el local de la ANEF (Alameda esq. Tucapel Jiménez) de 15:00 a 18:00 hrs. y una misa en la parroquia Sagrado Corazón (Alameda 3137) a las 19:30 hrs.
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