Entre los químicos farmacéuticos se observan con escepticismo y preocupación algunas acciones anunciadas por el Gobierno para, en teoría, disminuir el precio de medicamentos, tal es el caso de la licitación para que las farmacias vendan medicamentos con descuentos a usuarios de FONASA. Este fue un plan hecho a medida para las grandes cadenas, que se negoció a puerta cerrada.
Se trata de una medida placebo y que no disminuye el gasto de bolsillo de la población, margina a las farmacias populares e independientes, premia la colusión con los criterios de cobertura, fortalece la integración vertical, concentra aún más el mercado, y lo más grave aún, es que no proporciona ningún beneficio significativo al paciente.
Este convenio que tiene “costo cero” para FONASA según sus ideólogos, no es más que una estrategia comunicacional con fin de generar una “sensación de ahorro” en las personas, y así, conseguir réditos populistas.
Actualmente, se dispone de una lluvia de ofertas de las farmacias de cadena con descuentos de alrededor de un 20% del valor de los fármacos los lunes o los jueves, afiliados a cajas de compensación más de un 10% de rebaja, los militares tienen mejores precios de medicamentos, las personas con Isapres compran con descuentos en las cadenas de farmacia y adquieren medicamentos más baratos que una persona afiliada a FONASA (esta realidad, fue subsanada recientemente por el programa de una cadena farmacéutica enfocado a los usuarios FONASA, que considera 375 medicamentos para las once patologías de mayor prevalencia).
Pero no es menos cierto, que los afiliados a FONASA debiesen acceder gratuitamente a su terapia en el sistema público, por eso, la pregunta a responder por el Estado es por qué la gente FONASA compra estos medicamentos.
Los farmacéuticos mantenemos aprensiones respecto de si la construcción del listado de medicamentos que considera, fue efectivamente basada en criterios epidemiológicos y de salud pública.
Esta licitación discrimina a las farmacias independientes y populares. Las pequeñas farmacias se ven impedidas de acceder por no pertenecer a asociaciones de compra. Por otra parte, desfavorece a las farmacias populares, ya que impide ofrecer medicamentos a precio justo a los habitantes de una sola comuna.
Existen otras alternativas que realmente contribuyen a mejorar el acceso de medicamentos a nuestra población como la regulación de precios, el fortalecimiento de recetarios magistrales, garantizar que los medicamentos sean parte de la seguridad social, otorgar incentivos a las farmacias independientes, entre otras.
Resulta vergonzoso que se presenten como panaceas iniciativas que, lejos de solucionar inequidades de acceso a las terapias, vienen a reforzar la concentración del mercado farmacéutico y la integración vertical.
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