La pandemia de Covid-19 evidenció nuestra interdependencia global, confirmando que "todos somos Naciones Unidas" y que los desafíos mundiales exigen soluciones colaborativas. Chile, como otros países latinoamericanos, enfrentó eficazmente la crisis mediante ciencia, tecnología y cooperación internacional.
La OPS/OMS brindó apoyo estratégico, técnico y logístico que fortaleció las capacidades nacionales durante la emergencia. Esta experiencia dejó lecciones fundamentales:
Primero, la interdependencia colaborativa es esencial. El "nadie está seguro hasta que todos estén seguros" quedó demostrado cuando el virus desafió fronteras. Esto impulsó la actualización del Reglamento Sanitario Internacional y el avance del Tratado Pandémico.
Segundo, el multilateralismo probó su valor mediante iniciativas como Covax y ACT-A, que facilitaron la distribución equitativa de vacunas y recursos. Los Fondos Rotatorios Regionales y la coordinación interagencial fueron cruciales para mitigar impactos.
Tercero, el enfoque "Una Salud" evidenció la necesidad de integrar factores ambientales, sociales y económicos en la salud global. Abordar determinantes sociales resulta esencial para sistemas sanitarios resilientes basados en Atención Primaria.
Un multilateralismo eficaz requiere voluntad política y cambio de mentalidad colectiva. No es una opción, sino el único camino viable para un desarrollo que beneficie a todos. La pandemia fue una advertencia y una oportunidad. Asimilando sus enseñanzas, podremos construir un futuro más seguro y saludable para la humanidad.
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