Con relación al proceso de vacunación que se inició este miércoles 3 de febrero en todo el país, junto con la enorme esperanza que origina, da cuenta de un enorme esfuerzo que el Gobierno ha realizado y claramente es un hecho de extraordinaria importancia.
Desde los espacios locales con creatividad y agilidad se organiza la vacunación buscando llegar con seguridad y oportunidad a la población priorizada. Parece ser que en la distribución de las vacunas en esta primera etapa se consideró exclusivamente aspectos demográficos y no epidemiológicos vinculados al Sars-CoV-2.
Bajo esa lógica, sin duda se logra cubrir con holgura durante las dos primeras semanas a los grupos objetivos y mayores de 70 años, 11 meses y 29 días. Los efectos de la pandemia enfrentan enormes diferencias donde se observa una fuerte correlación entre ingresos y mortalidad, en este sentido una reciente investigación de la Universidad de Santiago (Usach) en palabras de Claudio Castillo expresó: "El diferente comportamiento de las tasas de infecciones de las comunas depende mucho de la densidad poblacional, de la pobreza multidimensional y del uso del transporte público, y de si tienen dificultad o no para acceder a servicios de salud".
Dicho esto, se debería generar un proceso de vacunación intensivo en aquellas comunas con mayor tasa de mortalidad.
Las vacunas que estamos entregando, del laboratorio Sinovac, requieren una cadena de frío entre 2 y 8 grados Celsius. Estas son las medidas de resguardo de cualquier vacuna, lo hace que sea fácilmente aplicable en domicilios o puntos comunitarios. Por lo tanto, se pueden generar amplios procesos de vacunación evitando aglomeración.
La primera distribución de vacunas para RM consideró entregas que bordean el 8,5% de la población de cada comuna, no obstante hoy la posibilidad de morir es mayor en comunas con determinantes estructurales que han generado mayor vulnerabilidad social, desempleo o hacinamiento.
Por ejemplo, existe al 29 de enero de 2021 el doble de posibilidades de morir por Covid-19 si vives en San Ramón que si lo haces en Las Condes. Existen casi tres veces más posibilidad de morir por Covid-19 si vives en Cerro Navia versus Lo Barnechea.
Considerando los efectos de esta desigualdad en la tasa de mortalidad, la distribución de las vacunas y recursos deberían permitir llegar más rápido a aquellas comunas con mayor vulnerabilidad, por lo que el Gobierno debiera ajustar la cantidad de vacunas en las siguientes etapas a criterios epidemiológicos vinculados a Covid-19.
Un mínimo criterio de justicia sería entregar mayor cantidad de vacunas a las comunas que más lo necesiten. Así podríamos evitar que la desigualdad de origen se siga reproduciendo en las medidas sanitarias, permitiendo contener la mortalidad precisamente donde esta es mayor.
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