La Convención Constitucional propuso un sistema nacional de salud para asegurar el derecho a la salud como bien individual y colectivo incluido en la seguridad social, de carácter universal, público e integrado, acorde con la "equidad, solidaridad, interculturalidad, pertinencia territorial, desconcentración, eficacia, calidad, oportunidad, enfoque de género, progresividad y no discriminación". Es ambiciosa la propuesta.
El Gobierno comunicó, en la misma línea, la incorporación al Hospital Clínico de la Universidad de Chile (antes J.J. Aguirre) a la red pública de salud. Cabe una duda grande ¿por qué se evita de hablar de condición estatal del sistema (lo de nacional es obvio) y se la reemplaza por pública? Se dice que pretende "reemplazar la noción de salud que tiene el Estado y las formas que ha tenido de asegurarla".
¿Hay en Chile Estado en Salud? Los cuerpos que dirigen las acciones de salud no son del Estado, sino del gobierno o de privados. El logo de los hospitales dice Gobierno de Chile y no Estado de Chile. Es tiempo que eliminemos la hipocresía, el eufemismo y la mentira: en Chile no hay Estado y lo que hay de Estado son relictos como el Banco Central, el INE, el Servel, Codelco, y una que otra institución más. El Presidente de la República nombra a los ministros, subsecretarios y miles de funcionarios en las instituciones que decimos de Estado. Esta es la base de la solución del problema; es muy distinto una institución declarada pública (que atiende público sin discriminar) a una institución declarada estatal, cuya propiedad es del Estado y por lo tanto de todos los chilenos y sin fines de lucro.
El Estado es la organización de un pueblo que garantiza su bien (y riqueza) común, y su distribución equitativa y universal. Todos lo constituimos y participamos de él. La institución política fundamental del Estado es la población misma organizada políticamente en las comunas, de allí la importancia de las municipalidades, con sus alcaldías, cabildos, concejos etc., o juntas de vecinos, clubes deportivos y todas las organizaciones populares. El Estado tiene en este tipo de democracias tres poderes para realizar su gestión política: el Ejecutivo (gobierno que gestiona un programa definido ideológicamente), el Legislativo (Parlamento, Cámaras de Diputados o Senado que producen las leyes y normativas) y el Judicial (que administra la justicia). El Ejecutivo es mono-ideológico (un programa de gobierno que pertenece a una ideología); el Legislativo que es pluri-ideológico (que también fue votado e incluye a independientes); el Judicial que teóricamente es técnico y no-ideológico. Las municipalidades son cuerpos del Estado cada una con alguna ideología no tan circunscrita como en los poderes del Estado; sus programas se desarrollan con la anuencia de la comunidad y con ella deberían ser discutidos, generados, fiscalizados y evaluados. El Estado que tenemos (más bien no tenemos) es neo-liberal, individualista, anti-colectivo y anti-controlador de la actividad privada.
Esto sucede porque para el neoliberalismo el bien es sólo individual, el bien común no existe, es una ficción ideológica. Es un conjunto de instituciones u oficinas que otorgan dinero o acciones para realizar lo que los privados no pueden hacer por el momento (concepto de subsidiario); este estado no existe en la constitución, pero es el vigente fascistamente de facto.
En el sistema nacional de salud todos daríamos un "impuesto a la salud" y tendríamos atención garantizada de la mejor calidad y equitativa; empiezan los problemas, ¿dónde? En el actual servicio público con listas de espera de 2 o más años, cuyos hospitales casi no tienen especialistas, donde hay un atraso de más de 20 años y deficiencia en infraestructura que imposibilitan un gran porcentaje de atenciones. Es peor en regiones, no tan sólo con lo público sino con lo privado. Mencioné el hospital Clínico de la Universidad de Chile (HCUCh) porque también tiene serias deficiencias en relación a las más desarrolladas clínicas privadas. Pero, hay clínicas privadas con tanto atraso como las públicas. Un especialista (HCUCh) me decía sobre robotización que nada está robotizado, en cambio en la clínica privada donde también trabaja, todo está robotizado. Otro me decía que trabajan bien, pero con un atraso de 20 o más años. Casi no se encuentra medicina personalizada genómica; ni medicina translacional o de precisión, o inteligencia artificial usada en el diagnóstico, tratamiento y manejo decisional del paciente; está todo en pañales ¿Cómo se va a nivelar la calidad de la medicina o de la salud? ¿Cómo se va a garantizar en este sistema dispar la equidad y oportunidad de la atención?
El ingreso de una gran parte de los especialistas está por encima de $10 millones mensuales; lo máximo que puede pagar el servicio público es $7 millones y con suerte. La dictadura cívico-militar-pseudo-neoliberal hizo un buen trabajo. El Estado de Chile con su Servicio Nacional de Salud (SNS, que no era de gobierno) atendía el 95% de las acciones médicas, con óptima calidad, al menor costo, universal y equitativamente, pero no permitía que particulares lucraran codiciosamente con la salud, era enemigo mortal para la ideología neoliberal de derecha; había que destruirlo para montar el sistema privado. La destrucción la hizo la dictadura y los gobiernos posteriores. No invirtió en el sistema público por muchos años y los salarios se deterioraron; hubo una estampida de profesionales hacia el mundo privado.
Se autorizaron las empresas privadas de salud y ninguna del Estado. Se dijo que se invertiría en el sistema privado porque el público estaba atrasado y era deficitario. No fueron capaces de reconocer que ellos lo habían destruido, y por eso estaba atrasado, para instalar el sistema privado.
Puede funcionar un sistema único nacional de salud en donde el Estado fije los aranceles tipo Fonasa (ya existen algunos sistemas parcelares: Pad-Fonasa oftálmico) y las clínicas privadas tengan que ajustarse a esos cobros. Al entenderse los servicios públicos y privados las isapres son innecesarias. Pero la homogeneidad de la calidad y oportunidad de la atención dista mucho de proveerse y serán duras de implementar.
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