Una discusión necesaria

El proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo, presentado por el Gobierno, marca un hito en la discusión sobre derechos reproductivos en Chile. Más allá de las controversias que se han visto en la prensa, la iniciativa busca abordar un problema de salud pública y derechos humanos, poniendo fin a la criminalización de miles de mujeres que hoy arriesgan sus vidas en la clandestinidad.

A pesar de que desde 2017 contamos con la ley de aborto en tres causales, miles de mujeres siguen siendo perseguidas penalmente por interrupciones que están fuera de estos márgenes. Entre 2012 y 2022, 444 personas fueron investigadas en 391 causas judiciales relacionadas con interrupciones del embarazo o emergencias obstétricas. De estas, el 73% fueron acusadas de aborto inducido, mientras que 9,9% enfrentó procesos por abortos espontáneos.

Hay voces conservadores que intentan convencer a la población de que esto no es una prioridad, y de que se trata de un tema ideológico, pero los datos hablan por sí solos. En nuestro país se realizan entre 40.000 y 170.000 abortos clandestinos al año, traduciéndose en 20.000 hospitalizaciones al año. Es pertinente y urgente atender esta problemática legislando en la amplia diversidad de quienes integran el Congreso, con altura de miras y basado en la evidencia científica para tomar decisiones pensando en políticas públicas que beneficien a todas las personas por sobre las convicciones personales.

Lo cierto es que este proyecto, que viene a cumplir una de las promesas más esperadas por millones de mujeres, es una oportunidad única para cambiar este paradigma de estigmatización. Reconocer que esto se trata de un tema de salud pública y derechos humanos, y no un asunto penal, podría marcar un antes y un después en esta discusión. La experiencia internacional demuestra que la despenalización del aborto, junto con un marco regulatorio enfocado en salud, reduce la mortalidad materna y garantiza mayor igualdad social.

Abramos el debate, atrevámonos a legislar con madurez y abordar este tema. Seamos realistas, este proyecto tomará tiempo, pero usemos ese tiempo para concientizar a nuestras compañeras, ninguna mujer debe estar ajena a este debate, podría tocarle a una amiga, una hermana, una madre o incluso, podría tocarte a ti. Esta es una discusión necesaria.

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