Un estudio de ALTA Comunicación identifica a las ejecutivas más influyentes en LinkedIn en Chile. Se constata que el tema más hablado en la red por esas líderes (20,7% de los contenidos) tiene que ver con "liderazgo femenino".
En otro estudio de la empresa, pero con foco en hombres líderes de la misma red social, se ve cómo -para los hombres- este tema no existe. No es que sea menor en presencia, es que simplemente, no lo abordan. De igual forma, en una mirada rápida a Google o a ChatGPT, si preguntamos por mujeres que hablen de empoderamiento y liderazgo femenino, es posible ver una gran cantidad de personas o especialistas, a diferencia de la escasez que arroja en hombres.
Esto puede leerse sin duda desde una perspectiva optimista y constructiva: es positivo y deseable que existan cada vez más espacios de visibilización y representación para que las mujeres con más voz sigan empoderando al resto, sirviendo de inspiración, abriendo puertas, construyendo una realidad en la cual el liderazgo es una oportunidad para todas.
Sin embargo, esto también nos recuerda que mientras para las mujeres, el liderazgo femenino es un tema obligado para poder seguir avanzando, en el caso de los hombres, no se aborda porque la brecha no existe. Para ellos, el liderazgo se da por defecto. Porque no existe el techo de cristal, porque no existe la brecha salarial, porque la carga mental y doméstica sigue estando -tal como muestran diversos estudios en Chile y Latinoamérica- mayoritariamente, anclada en las mujeres.
Bienvenidos los datos y realidades que muestran que hay avances en las nuevas generaciones para igualar la cancha, que sin duda los hay. Sin embargo, la brecha sigue ahí: Un estudio de Grant Thornton Internacional, en 28 países, revela que al ritmo actual de progreso, la paridad de género en la alta dirección sólo se alcanzaría en 2051.
En el contexto del Mes de la Mujer, no sólo quisiera que todos por igual, hombres y mujeres, hablemos de liderazgo -porque lo necesitamos, porque es clave y central para el desarrollo de las organizaciones y de la sociedad que queremos. También y sobre todo, quisiera que el liderazgo femenino esté en boca de todas y todos, que no sólo sea un contenido de ellas, sino también de ellos, porque esa es la única forma para que realmente, sigamos acortando la brecha.
Solo espero que aquello ocurra antes del 2051.
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