La retórica latinoamericana respecto a los cambios climáticos está excesivamente cargada de escenarios desfavorables, caracterizados en el caso chileno por sequías, calor extremo, lluvias violentas e incluso la aparición de plagas entre otros fenómenos dañinos. Esta postura a veces semiapocalíptica exacerbada por la parcialidad del periodismo científico y por la pobre reflexión de varios políticos, que debido a las facilidades que otorga hacia ellos la ausencia de crítica los ha posicionado como "intelectuales", han mantenido en estado generalmente críptico algunos beneficios que generan los cambios climáticos como los que se avecinan en la diversidad geográfica de nuestro país.
En efecto, las diminuciones de precipitación acompañadas por los aumentos en la temperatura, que se pronostican para gran parte de Chile, constituyen una oportunidad para muchos agentes económicos: personas, familias, empresas, municipalidades... Por ejemplo, si bien es cierto que alzas de temperaturas demandarán más energía durante el verano para refrigerar los espacios indoor, también es cierto que durante el invierno no se requerirá tanta para calefaccionar dichos recintos.
Para comprender los beneficios que los cambios climáticos pueden provocar en Chile, primero se debe asimilar con mayor familiaridad el cambio como fenómeno universal tal como aquella popular canción así lo expresa, "cambia, todo cambia". Es más, nosotros como especie somos evolutivamente el resultado de un cambio climático que alteró la vegetación propiciando que nuestros antecesores primates hace dos millones de años se irguieran, liberando así las manos para realizar múltiples actividades que van desde arrojar piedras pasando por transportar frutos hasta levantar a un semejante desvalido. También los cambios climáticos debido al congelamiento de los mares descubrieron porciones de tierra antes sumergidas que facilitaron el desplazamiento de humanos conquistando así nuevos territorios.
En lo que en particular respecta a nuestro país, se debe considerar su extensión en el borde occidental de Sudamérica que a lo largo de más de 4.000 kilómetros crea diferentes climas tan solo en virtud de su prolongación latitudinal. Esta diversidad climática se incrementa notablemente debido a la extensión altitudinal que va desde el nivel del mar hasta una altura de más de 6.000 metros desde dicha referencia. Todos estos climas cambiarán en algún momento y por ello es pertinente hablar de cambios climáticos (en plural) y lo más importante: no solo prepararse para amortiguar los impactos negativos como tanto ya se ha dicho, sino alistarse para sacarle el máximo provecho a los positivos.
¿Cuáles son esos beneficios? Una industria que puede sacar provecho del calentamiento que se pronostica en la zona centro-sur de Chile es la silvoagropecuaria, por cuanto en la actualidad muchos cultivos se limitan debido a temperaturas bajas. Pues bien, dado que las temperaturas aumentarán en dicha zona, tales cultivos pueden extenderse tanto latitudinal como longitudinalmente ocupando en un futuro cercano tierras que ahora tienen menor rendimiento. Incluso el retiro de glaciares dejará al descubierto sectores para algún provecho forestal.
Otra industria que puede verse beneficiada es la turística en la zona austral sur y sur-austral de Chile donde las bajas temperaturas y las lluvias gélidas atrofian las actividades a la intemperie. Si las temperaturas se incrementan y si las precipitaciones prolongadas se reducen; el turismo outdoor puede extenderse tanto en el espacio como en el tiempo. Es decir, esta actividad económica podrá realizarse en más lugares y en horarios más amplios.
Puesto que otras partes del planeta también experimentarán cambios en sus climas pudiendo transformar algunas de esas zonas a algunas muy similares a lo que parte de Chile durante más de dos siglos de desarrollo industrial han sido; empresas nacionales pueden exportar manufacturas y servicios donde ya tienen gran experiencia. Si por ejemplo otros lugares del planeta se tornan tan áridos como el Desierto de Atacama donde Chile tiene tradición de explotación minera y otros se convierten en islas sanitarias amenazadas por invasiones biológicas donde también nuestro país tiene una exitosa costumbre de control fito-zoológica, se puede comercializar allá el producto de nuestro saber.
En términos metafóricos, los cambios climáticos llevarán a nuestro país hacia un nuevo mundo y éste no sólo ofrece amenazas; sino un espectro de posibilidades de desarrollo que será más amplio mientras más sean develadas las oportunidades y mientras más se prepare Chile para ellas.
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