Las expectativas creadas desde el Mobile World Congress #MWC en Barcelona sobre 5G son altas. El término 5G se refiere a la quinta generación de tecnología celular, la cual promete mejorar en gran medida la velocidad, la cobertura y la capacidad de reacción de las redes, permitiendo un ecosistema digital con nuevas interfaces, distintas tecnologías, con infraestructuras convergentes y servicios diversos de alto valor agregado.
5G para que sea 100 veces más rápida que la actual red 4G y tenga una baja latencia, los operadores necesitan una mezcla de diferentes tipos de frecuencias para ofrecer servicios 5G en todo el país.
Aprovechando este contexto, donde por tradición se ocupa esta tribuna para dar algún anuncio del sector, la autoridad informó que Chile tendrá comercialmente 5G en dos años. Para ello, este año licitará 60MHz, entre la banda 700MHz y la 3.5GHz, para la construcción de dicha red.
Este anuncio hay que felicitarlo, apoyarlo y concretarlo. Eso sí, hay que leerlo con cierta rigurosidad y despejar previamente un par de cosas para no crear una sobre expectativa, una promesa que no se pueda cumplir, o que mañana lo llamen ofreciéndole un nuevo plan 5G o generar una sospecha se pasar algo por 5G no siéndolo, pues la gente puede estar pensando que en unos meses más podrá ocupar su actual teléfono móvil y poder sumergirse en tiempo real, desde su trayecto en bus desde Licantén a Curicó, mediante realidad aumentada a un partido en el Camp Nou en calidad 4K, consumiendo sólo el 1% de su plan de datos, mientras un holograma pasa ofreciéndole café.
Caps, todos los operadores móviles están topados.Para sostener un anuncio de esta magnitud, primero que todo, hay que despejar previamente los termas regulatorios y judiciales aún abiertos en el sector, especialmente el que tiene que ver con los topes de espectro o Caps.
Además del cumplimiento de la sentencia de la Corte Suprema por el concurso de la banda 700MHz; congelamiento y descongelamiento parcial de la banda 3.5GHz; la devolución de espectro o no; resolver las consultas pendientes ante el TDLC sobre la consulta del Plan de Uso de Espectro y responder la solicitud técnica del Tribunal Constitucional.
En Chile, la banda 3.5GHz está asignada para servicio fijo inalámbrico, no para servicio móvil de banda ancha. Hay cinco operadores con asignación de espectro en esta banda: Entel, Claro, Movistar, VTR y GTD.
En la banda 700MHz, que está asignada para servicios móviles, hay tres operadores: Entel, Claro y Movistar.
En la banda 3.5GHz, dependiendo la zona del país y si es contiguo o no, puede disponibilizarse unos cuantos bloques.
En la banda 700MHz se puede disponibilizar los 20MHz que estaban reservados para la red de emergencia, pero no habiendo aún una definición al respecto ni un plan para su despliegue y financiamiento, lo probable es que se concurse comercialmente para mejorar el despliegue de la actual red 4G.
La banda 700 MHz no está en este ecosistema en Chile, en Inglaterra, España sí y las cualidades del servicio fijo inalámbrico del 3.5GHz están más cerca a un servicio 4G al hogar ‘enchulado’, pero distante a lo que hemos visto sobre lo qué se trata 5G como servicio móvil de banda ancha. La mayoría de las pruebas y subastas se están haciendo entre los 24GHz y 28GHz.
Dado el contexto nacional, y manteniendo los actuales topes de espectro, incluso cambiando atribución de uso, despeje, reordemaniento, refarming de cualquier banda, ningún operador chileno podría acceder a la convocatoria anunciada por el regulador. Ninguno, ni siquiera los desafiantes como WOM o VTR.
En el actual escenario el anuncio no es viable, incluso teniendo bajo la manga la entrada de un nuevo operador de infraestructura o de servicio de telecomunicaciones.
Si Chile tiene 5G o no depende que se resuelvan los Caps. Es la oportunidad para que la autoridad regulatoria decida que hoy no se justifican los topes máximos de espectro o por el contrario que son necesarios por el riesgo de concentración y acumulación del mismo.
También puede optar por un tercer camino y afirmar a priori que los límites de espectro se revisarán cada cuatro años, dada la rápida evolución de la demanda, tecnologías y servicios. En cualquier caso es el momento que la autoridad recupere el dominio de un ámbito que es de su competencia.
Enfrentar la evolución del espectro requiere introducir más espectro en el mercado y construir una visión de futuro; actualización de la política de infraestructura, inversión y despliegue, tanto del mundo fijo [fibra óptica última milla] y móvil; y modernizar las regulaciones obsoletas.
La necesidad por infraestructura de telecomunicaciones es constante. Como condición habilitante para soportar la digitalización y despliegue de una red 4G que aún necesita crecer y de una futura red 5G, debe haber un sostenido despliegue de fibra óptica, ya no sólo de troncales sino con toda la capilaridad necesaria.
La industria móvil necesita sí o sí de la infraestructura de fibra óptica para las radiobases y las small cells. A su vez ambos mundos (fijo/móvil) requieren de la industria de la energía para soportar sus servicios y las tres industrias requieren de políticas públicas y regulaciones que les facilite el despliegue de infraestructura.
El despliegue de infraestructura es vital para lo que viene. En la banda 700MHz se necesita 1 radiobase para 12Km; en la banda 2.6GHz se necesitan 16 radiobases para 3km.
Mientras que sobre 3.0Ghz se requiere instalar una red de small cells distribuidas por las ciudades cada 100 metros, ya que estas ondas tienen poca penetración y alcance (corta longitud de onda), y parte de esa localización será en bienes e infraestructura pública.
Esta discusión sobre el modelo de despliegue de infraestructura debe darse junto a todo el entorno de actores que convivirán en este ecosistema. Partiendo con los gobiernos locales.
No hay posibilidad de avanzar y cumplir con una red 5G en dos años con el actual modelo. Sencillamente no es posible. La promesa de contar con millones de aparatos conectados, de sensorización en las calles, de la gestión del tránsito y del transporte en el actual escenario no es posible.
Cada vez es más complejo tender una red de fibra óptica y aún más instalar sistemas radiantes. Partiendo por la forma, tiempo, permisos, recepción de obras y hasta su ubicación y la prestación de servicios.
Actualmente en el parlamento existen siete proyectos de ley que fijan su atención en el despliegue de infraestructura de telecomunicaciones. Desde someter a evaluación de impacto ambiental la instalación de antenas y transmisoras de servicios de telecomunicaciones, hasta suspender la instalación de todo sistema de telecomunicaciones en zonas urbanas.
Aquí se requiere fijar un nuevo modelo despliegue de infraestructura conveniente para el país, su gente, las industrias y para quienes desarrollan y hacen las inversiones.
Construir la red 5G, dada la densidad que implica su despliegue, por la inversión involucrada que supera en 5 veces la inversión anual del sector, y por el retorno esperado, se requiere tener claridad en los modelos de negocios, que en su mayoría serán apalancados por patners dispuestos a realizar inversiones que hagan atractivo nuevamente al sector.
Se espera que concurran las industrias del ocio, robótica, entretenimiento, deporte, automóviles, comida rápida, seguridad, atenciones médicas, big data.
No hay un modelo de negocio visto hasta hoy que se sustente por el intercambio de llamadas y de datos entre usuarios. Además este despliegue de red será en zonas altamente pobladas y atractivas comercialmente. Las zonas rurales están hoy fuera del modelo de negocio. Hay un riesgo que el 5G los excluya aún más. Por lo que no hay que renunciar a continuar con el avance de la red 4G, más aún que en Chile aún hay zonas que sólo tienen servicios 2G y 3G.
El 5G en el mundo está en modo “demo”, en pilotos y prototipos. Vehículos autónomos, operaciones médicas a distancia, conciertos de música simultáneos, realidad inmersiva, reconocimiento facial, drones de vigilancia. Los teléfonos móviles están siendo testeados recién por los fabricantes, su costo por unidad está sobre el millón y medio de pesos.
Las redes y localización de antenas, micro celdas, sistemas radiantes están recién siendo probadas en zonas específicas. El Sistema mundial de telecomunicaciones aún no fija los estándares y normas definitivas para la quinta generación tecnológica.
No es posible que el próximo año Chile tenga una red 5G comercial disponible para todos. Mientras se definan las normas y estándares globales y que los teléfonos móviles y terminales que soporten 5G estén masivamente en el mercado, Chile debe resolver los topes de espectro, disponibilizar un ecosistema de bandas; sobre esas bandas se deben presentar servicios de alto valor agregado; hacer atractiva la inversión y el despliegue de infraestructura de fibra óptica, antenas/radiobases y generar un mercado competitivo con reglas claras y certeza jurídica y regulatoria.
Este es un desafío que es posible alcanzar, entre el Estado, el sector privado, la academia y con todo el nuevo ecosistema que se brotará a partir de esta nueva generación tecnológica. Lo cierto es que Chile y Latinoamérica no pueden mirar desde la vereda…¡así que adelante!
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