Los campeones mundiales de la "vista gorda"

Recurro a nuestros filósofos contemporáneos, los del Youtube. Peña, Garín, Auth, Mansuy, Mosciatti, Mayol, Ottone, Escobar, Ortúzar, Cavallo, Landarretche, etcétera. Ellos mismos se encargan de ir por los clásicos y procesarlos para realizar a público sus planteamientos en español convencional y comprensible. Buena cosa, digo yo. Ahorro de tiempo y dinero. Recurro a aquellos para ir por una reflexión meta-analítica, quizás, sobre el tema de las licencias médicas.

Me escapo de los casos del fraude descarado, de los médicos que venden licencias aquí y allá, de los surfistas que van tras las olas mientras gozan de un reposo médico y tienen una licencia que les devuelve la renta que no han podido generar. Si bien todo aquello existe y es el rostro más impresentable del fenómeno, el sistema de licencias médicas en Chile ha venido evolucionando a través de los años, muchos años, con remendados normativos variados y perfectamente adaptados a los intereses de los stakeholders, remendados que hoy explican su zozobra.

Al final del día tenemos una estructura voluminosa de apariencia maciza, un "sistema" que responde a eventos muy bien concatenados entre sí por donde, sin embargo, se cuelan las grietas de la informalidad y se abren vacíos que hemos ido ocupando en función de nuestros intereses, a lo largo del tiempo. Entonces, al interior de este sistema de sólida apariencia, pero muy poroso y degradado, más allá del asalto de piratas y ladrones, que en efecto lo hay, ocurren las cosas que todos sabemos que ocurren pero que no queremos ver: las licencias médicas están a nuestro servicio para resolver varias decenas de pequeños problemas que enfrentamos en nuestra vida cotidiana, más allá de su rol y funciones formalmente establecidas dentro de nuestro sistema de seguridad social.

Y entonces surge nuestro perfil de campeones mundiales de la "vista gorda", en este y otros temas. Decimos que sí, pero "yo nada sé". Anomia, sujetos calzonudos -en un sentido amplio de la palabra-, gestores públicos aversos al riesgo cómodamente instalados en sus cargos, lotes políticos de ignorantes e irresponsables, contadores siempre sacándole punta al lápiz, jueces y notarios, tinterillos, parlamentarios, chaqueteros y paranoicos, en fin, nosotros. Todos tirando una "licencita poca" con cara de yo no fui.

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