Hace unos días la OCDE daba a conocer que Chile está dentro las principales naciones que consumen datos por persona. Efectivamente, nuestro país pasó de 3.4 GigaByte mensual por abonado en el año 2017 a 6.6 GB mensual por abonado a diciembre 2018.
En la misma semana, aparecían dos informes diferentes, uno que indicaba a Chile como el país donde es más barato es el Gigabyte en toda la región (US$1,87) y, el otro, que sitúa en Chile a los proveedores de Internet banda ancha fija como los más rápidos de toda América Latina (58.08 Mb/s)
Chile es líder digital en América Latina; sin embargo, comparaciones de este tipo no son del todo suficientes. Lo eran cuando la difusión tecnológica y los procesos económicos y sociales podían ser categorizados en momentos estáticos y tiempos pausados de maduración.
Hoy, las exigencias del “tiempo real” y las instantaneidades de los procesos se determinan por la calidad de las infraestructuras digitales que habilita, entre algunas cosas, la importación y exportación de servicios, las compras de productos y el acceso a conocimiento; las operaciones en línea; las prácticas y usos sociales; la ciudadanía digital; la capacidad de diversificación y sofisticación de la matriz productiva; la eficacia del Estado; el comercio nacional e internacional, los flujos urbanos e interurbanos, las empresas y las formas de organización del trabajo y los desafíos de la Cuarta Revolución Industrial.
Hoy nuestro país tiene un significativo despliegue de redes de fibra óptica más torres, antenas, macro y micro sitios, la que debe ser estimulada y potenciada en su capilaridad, en más alta velocidad y condiciones de resiliencia física, disponibilidad, capacidad, cobertura, calidad, eficiencia, seguridad y acceso para toda la población, pues será la infraestructura digital de comunicaciones de datos la condición diferenciadora entre la fortaleza y capacidad de Chile y los demás.
La evidencia que existe es que el consumo de datos crece más de la mitad por ciento cada año, y ante esta gran demanda es que la infraestructura digital, la horizontal y vertical, es una condición habilitante e imprescindible para el desarrollo digital del país.
Los usuarios cada año demandan más velocidad de acceso, pero a un menor precio, lo que hace redoblar la inversión en infraestructura al ritmo y cobertura requerida, en redes redundantes para asegurar la resiliencia que es un requerimiento esencial para la disponibilidad del servicio de sistemas en línea, nube y servicios críticos públicos y privados.
5G, o el nuevo paradigma de las telecomunicaciones móviles, permitirá voluminosas transmisiones de datos en escasos milisegundos, lo que posibilitará desarrollos industriales y la construcción de una malla de interconexiones necesaria para sostener Internet de las Cosas, robotización, virtualización, aplicaciones verticales, Data Center y Cloud, y paralelamente consolidar el ciclo de 4G y aumentar el acceso a Internet de banda ancha fija, será por el impresicindible crecimiento de la infraestructura digital.
Estamos ante una nueva arquitectura de la infraestructura en red que permitirá redes ultra densas para el eficente desempeño de 5G; fibra óptica masiva, a gran escala, con soluciones de ultima milla y más cercana al hogar inalámbricas, alámbricas y FTTH; micro sitios y mayor densidad de radio bases.
Asimismo, una red 5G necesitará 60 Small Cells para 2.5Kms2, 10 veces más fibra óptica, soluciones DAS y más amperaje eléctrico; RAN en Cloud, separacion funcional entre recursos remotos y compartidos, anclaje de tecnologias emergentes como SDN (Software Defined Networking) NFV (Networking Function Virtualization) MEC (Mobile Edge Computing) FC (Fog Computing); Carrier Grade (hardware y software fiables); Virtualizacion de la red y gestión de servicios; irrupción de WIFI 6 por el aumento de tráfico de datos móviles y velocidades multiplicadas por diez.
Con el fin de relevar, potenciar y cooperar en este desafío país es que varias empresas decidieron organizarse y dar forma a la Cámara Chilena de Infraestructura Digital, ya que es el momento de preparar y avanzar en un despligue oportuno, sustentable, sostenible e inteligente de la infraestructura digital y también avanzar en la digitalización de los territorios sin dejar a nadie atrás.
El aumento de tráfico de datos necesitará aumentar los recursos en infraestructuras con inversiones en todos los dominios de la red, desde espectro hasta las redes de acceso.
La inversión proyectada para este quincenio es de unos US$24.800 millones para construir el piso de la nueva generación, redes para absorver el aumento de demanda de datos, asegurar la calidad y los niveles de servicio y disminuir la brecha de banda ancha fija en toda la población.
Para que esto suceda, además de promover la inversión del sector se debe avanzar en un modelo claro de despliegue de infraestructura, junto al Estado y sus agencias, Telecomunicaciones, Obras Públicas, Bienes Nacionales; más la participación activa de los municipios, más otros actores, con el fin de estandarizar procedimientos y tiempos que viabilicen los recursos del sector y concluir con una estrategia clara, efectiva, sustentable y sostenida que brinde las certezas a todo el ecosistema digital y propicie el desarrollo económico, social y productivo de Chile y la calidad de vida de su gente.
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