La inteligencia artificial (IA) es sin duda una de las tecnologías más prometedoras en la actualidad. Gracias a su crecimiento significativo, la capacidad que tiene para entender qué ocurre en una imagen junto a la irrupción de herramientas como ChatGPT, ha cambiado por completo la forma en que realizamos búsquedas en internet.
Los esfuerzos científicos, desde hace varias décadas, han contribuido a que la IA sea una tecnología versátil, aplicable a una amplia variedad de áreas, desde el diagnóstico médico hasta la automatización de tareas. Hoy en día existe un buen número de desarrolladores capaces de transformar estos avances en aplicaciones reales.
El desarrollo de esta tecnología y sus algoritmos también están cambiando la forma en que enseñamos y aprendemos, pero a su vez está abriendo oportunidades para mejorar la educación. Por ejemplo, sus herramientas pueden contribuir a la eficiencia y efectividad de la enseñanza-aprendizaje, brindando recomendaciones personalizadas y actividades adaptadas al nivel y estilo de cada estudiante. También puede ayudar a un equipo docente a detectar rápidamente patrones o tendencias, luego de recibir cientos de respuestas a una pregunta de retroalimentación.
Junto con esto, el uso de la IA en el proceso educativo plantea consideraciones éticas, como la necesidad de garantizar la privacidad de los datos de los estudiantes o de abordar posibles sesgos en los algoritmos utilizados. Además, esta tecnología no puede reemplazar por completo a quienes formamos estudiantes, ya que la interacción personal y la empatía siguen siendo elementos fundamentales.
En este sentido, debemos ver positivamente su uso y buscar formas de utilizarla como vehículo para mejorar la enseñanza y el aprendizaje. La educación de las próximas décadas necesita enfocarse en desarrollar habilidades y competencias en los estudiantes que les permitan enfrentar los cambios constantes de nuestra sociedad. Ya no es suficiente con aprender hechos, datos y fórmulas, sino que es necesario cultivar la capacidad de aprender a aprender.
La IA puede servir de apoyo en dicho proceso. Los estudiantes pueden utilizar sus herramientas para acceder rápidamente a información y recursos, pero es fundamental que también enseñemos a evaluar críticamente la información, a filtrar y sintetizar los datos relevantes y a aplicarlos de manera efectiva en diferentes casos.
La educación superior tiene la oportunidad de proporcionar una enseñanza que vaya más allá de la mera adquisición de conocimientos e interacción con estas tecnologías. En este desafío, la IA puede ser una aliada de las universidades, siempre y cuando se utilice de manera responsable y se promueva un enfoque integral en el desarrollo estudiantil.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado