Hace un par de días resonó en la prensa internacional la anulación del juicio contra Kathleen Folbigg por el infanticidio de sus cuatro hijos, Claeb, Patrik, Sarah y Laura, de 19 días, 8, 10 y 18 meses de edad, respectivamente. El juicio celebrado en el año 2003 la declaró culpable sobre la base de evidencias circunstanciales, condenándola a 25 años de prisión. En esta trágica historia, el hito ligado a la liberación de Kathleen fue el interés mostrado por investigadores especialistas en genética y especialmente la evidencia que generaron para el caso.
En el año 2021, estos científicos publicaron el trabajo titulado "Infanticide vs. inherited cardiac arrhythmias" (Infanticidio versus arritmias cardiacas heredables), donde se expone la suma de evidencias que exculpaban a Kathleen y por las cuales la comunidad científica internacional solicitó nuevamente a la justicia australiana la reapertura de la causa.
Las evidencias científicas se obtuvieron mediante el análisis del ADN completo (genoma), obtenido por secuenciación de muestras de la madre y sus hijos fallecidos. En los varones, Claeb y Patrik, se detectaron varias mutaciones raras, en ambos alelos del gen que codificaba para la proteína bassoon o BSN, lo cual resultaba en la pérdida la proteína en ambos niños. La ausencia de BSN, en modelos experimentales, se ha asociado a una alta mortalidad y patologías similares a las encontradas en estos niños, incluyendo la ceguera. Acá la historia se pone un poco compleja, dado que ni esta mutación u otras asociadas al síndrome de muerte súbita fueron encontradas en las niñas Sarah y Laura. Sin embargo, en ambas hermanas y la madre se detectó una mutación en el gen CALM2, que codifica para una proteína denominada calmodulina 2.
La mayor parte de las mutaciones que se han detectado en calmodulina 2 se han asociado a diferentes tipos de disfunciones cardiovasculares, pero en este caso el efecto de la mutación encontrada era desconocida. En el trabajo antes mencionado se demostró que esta mutación disminuye notablemente la actividad de calmodulina 2, lo cual, también permitió asociar a estas mutaciones con enfermedades cardiacas y muerte súbita.
Uno de los principales problemas de este juicio fue que en los casos de muerte súbita se asumía la presunción de infanticidio de acuerdo a lo definido por el pediatra británico Roy Meadow, quien argumentó que "una muerte súbita es una tragedia, dos son sospechosas y tres son asesinato hasta que se demuestre lo contrario". Esta premisa, llena de prejuicios, llevó a culpabilizar de inmediato a personas implicadas en situaciones tan complejas como las descritas para Kathleen Folbigg, sin tener un mínimo de evidencias para realizarlo. Pese a que la evidencia científica permitió reparar esta tremenda injusticia, el papel de la evidencia fue desestimada en algún momento, por lo cual las solicitudes de reapertura del caso fueron reiteradas en el tiempo. Si bien, las evidencias eran contundentes, fuertes e irrefutables, debieron someterse más de una vez a la Justicia australiana para que ella concluyera la existencia de una duda razonable sobre la culpabilidad de Kathleen.
Las apreciaciones antojadizas, que no respetan la evidencia robusta e indiscutible, son pan de cada día también en Chile. Así a 50 años del golpe de Estado, sectores de la derecha se sigue ufanando de la herencia del dictador y han reaccionado agresivamente a posiciones como la del periodista Daniel Matamala, quien resumió al exdictador Pinochet como "un traidor, asesino, terrorista, ladrón y cobarde" en una de sus recientes columnas. Más allá del calificativo que utiliza Daniel al llamar a Augusto José Ramón cobarde, calificativo que comparto en mi fuero interno, corresponde a una definición subjetiva. Respecto a los otros atributos definidos, la evidencia de traidor existe y la describe notablemente Daniel. Respecto a su calidad de asesino es posible incluir el de genocida, y esta información fue compilada por una comisión ad hoc que emitió el histórico Informe Rettig. La evidencia de terrorista -asociado a terrorismo de Estado- también fue compilada y se encuentra en el Informe Valech.
Estos últimos dos atributos deberían considerarse para varios personajes asociados a la dictadura cívico-militar e integrantes de la Junta Militar. En cuanto a la última característica, la evidencia de ladrón para Pinochet, si bien no ha sido compilada como el resto de las atrocidades, se refleja en los juicios por apropiación indebida de bienes fiscales por Cema Chile, el caso Rigss y el caso "Pinocheques", entre otros. Desafortunadamente, pese a la evidencia el dictador no fue encarcelado.
En el caso de Kathleen, sólo 20 años después la evidencia derivó en su liberación. En Chile, después de 50 años del inicio de la dictadura, aun no nos liberamos de la influencia de los que relativizan el salvajismo de Augusto. Independiente de esto, tal como el caso de Kathleen la evidencia apoyo su inocencia, en el caso de Augusto José Ramón y sus cómplices, la culpabilidad habla por sí sola.
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