Tecnologías digitales y género: un desafío pendiente

El 24 de abril de cada año se conmemora el Día Internacional de las Niñas en las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), una celebración creada en 2010 a iniciativa de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, para abogar por la superación de la brecha digital de género y fomentar la participación de las niñas y jóvenes en carreras científicas y tecnológicas. Por ello, abril, y no sólo el día 24, es una buena oportunidad para pensar en algunos de los desafíos pendientes a la hora de hablar de la transformación digital.

No cabe duda: la digitalización ha impregnado y modificado significativamente muchos aspectos de nuestras vidas y promete seguir haciéndolo. El rol de las tecnologías digitales es considerado tan relevante que el acceso a las TIC -además de otras innovaciones e infraestructuras- es parte de uno de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas. A estas alturas, es un recurso esencial.

Y es que las TIC prometen eliminar las barreras de acceso y las restricciones a participar en la esfera pública. Por ejemplo, pueden abrir nuevos espacios de participación, facilitar el obtener y compartir información, y generar nuevas oportunidades para interactuar, comunicarse y trabajar.

Pero también sabemos que al hablar de TIC -desde internet hasta las redes sociales y la inteligencia artificial- existe también el riesgo de que grupos de personas con menor acceso a ellas o menos hábiles en su manejo sufran importantes desventajas en términos de participación social, política, económica o cultural. A esto se le ha llamado "brecha digital", "desigualdad digital" o "exclusión digital", un fenómeno que va de la mano con otras brechas, como las de género.

Las mujeres históricamente han tenido menos poder político, económico y social que los hombres en casi todo el mundo y el potencial como herramienta igualadora de las tecnologías digitales choca con esos desequilibrios. Así, aunque la transformación digital ofrezca nuevas vías para el empoderamiento de niñas y mujeres, existe evidencia de que la discriminación, los estereotipos negativos y los prejuicios sociales y culturales crean otros retos para que las mujeres y las niñas prosperen en una sociedad altamente digital.

Por ejemplo, la más reciente versión de la Encuesta de acceso, usos y usuarios de Internet en Chile de la Subtel, da cuenta de que si bien el acceso a internet está extendido en Chile -casi el 97% de los encuestados reporta tener acceso a internet fijo o móvil pagado desde el hogar- la experiencia no es igual para hombres y mujeres. Así, el acceso a internet solo a través de conexiones móviles (celulares y banda móvil, de menor calidad que una conexión fija) es más frecuente cuando una mujer es la jefa de hogar (30%) que cuando es un hombre (25%). A la hora de acceder a internet fuera del hogar las mujeres reportaron más frecuentemente la casa de otra persona (53%, contra el 47% de los hombres) y solo en segundo lugar el trabajo (49%; en contraste, los hombres reportan un casi 66% de acceso en ámbito laboral). Asimismo, las mujeres reportan significativamente menor uso de internet que los hombres para actividades como obtener información (mujeres: 72%; hombres: 79%), asuntos laborales (20% mujeres y 25% hombres), o para tratar con organismos de estado (38% mujeres y 42% hombres).

Igualmente, el Estudio de Inclusión Digital -liderado por la investigadora Teresa Correa, directora alterna de NUDOS- se evidencia que las mujeres son usuarias menos activas de internet y, por ejemplo, usan su Clave Única menos frecuentemente que los hombres o que piden ayuda a otras personas para hacer todo tipo de trámites digitales en una proporción significativamente mayor. Al cruzar estos datos con otras variables demográficas, como edad o nivel socioeconómico, las desigualdades aumentan.

Numerosos estudios sugieren que estas brechas comienzan a temprana edad y ya en escolares se comienza a ver diferencias de género en todo tipo de habilidades, desde básicas (como copiar un archivo) hasta complejas (como cambiar la configuración de seguridad de un navegador). Incluso el tiempo dedicado a internet o la diversidad de actividades que se hacen online muestran diferencias, lo que quizás explique la menor presencia de mujeres como profesionales en el mundo de las tecnologías digitales.

Por todo lo anterior, la reducción de las brechas digitales entre hombres y mujeres no pasa solo por eliminar los problemas de acceso o eliminar barreras a la conectividad, si bien ese es un primer paso importante. También hay que entregar a niñas y mujeres las herramientas para poder desenvolverse exitosamente en el mundo digital y, por ejemplo, superar los prejuicios y estereotipos de género en la educación en matemáticas o ciencias; animar activamente a niñas a considerar las carreras del área de las ciencias, la tecnología, las matemáticas o la ingeniería (las llamadas disciplinas STEM, por su acrónimo en inglés) y reconocer y valorar los talentos de las profesionales que ya se desempeñan en esos ámbitos, muchas veces todavía consideradas bichos raros o excepcionales.

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