En pleno estallido social, fuimos los municipios los primeros en proponer medidas que respondieran a las justas demandas levantadas desde la calle. Mientras el gobierno estaba completamente paralizado (estado del que no ha salido realmente) y el Congreso en plena confrontación, fuimos los alcaldes y alcaldesas de todo el espectro político los que le propusimos al presidente iniciar dos grandes líneas de trabajo.
Por una parte, una agenda social de verdad que permitiera aliviar el intolerable costo de la vida de la inmensa mayoría de personas en Chile, y por otro lado, un nuevo pacto social que permitiera por primera vez a los propios ciudadanos decidir sobre una nueva constitución.
De lo primero, poco o nada se ha recogido. El gobierno se ha limitado a intentar imponer de contrabando su programa de gobierno, al mismo tiempo que ha impulsado fuertemente una serie de proyectos de ley que buscan aumentar la criminalización de la protesta social.
Importante señalar que una parte sustantiva de legisladores oficialistas y de oposición suscribieron un acuerdo que trazó un itinerario que, con todas sus deficiencias y limitaciones, abre la posibilidad de una nueva constitución desarrollada mediante asamblea (convención) constituyente.
Como municipios estamos complacidos que el peso de la movilización social, y nuestro aporte expresado en una hoja de ruta factible, haya contribuido a este escenario, pero creemos que es necesario entregarle una mayor densidad democrática al proceso. Es por esto por lo que decidimos mantener y ampliar nuestra consulta constituyente, fijada para este próximo 15 de diciembre.
Además de las dos preguntas que tendrá el plebiscito de entrada de abril de 2020, agregamos otras sobre los detalles que justamente hoy tienen trabado el acuerdo en el congreso.
Los chilenos y chilenas podrán pronunciarse sobre la participación de independientes, el aseguramiento de escaños para mujeres, pueblos originarios, diversidad sexual y personas en situación de discapacidad, participación de jóvenes menores de 18 años y obligatoriedad del voto. También podrán jerarquizar cuáles son las demandas sociales más importantes que se han levantado en este tiempo.
Cada municipio desarrollará su propia logística. Algunos lo harán en papel, otros digitalmente. En Cerro Navia optamos por hacerlo a través de una plataforma virtual, instalando más de 50 puntos en la comuna para que las personas puedan votar presencialmente a través de tablets, así como vía online desde sus propios teléfonos y computadores. Independiente del método, todos los votos serán sumados a nivel nacional. Así tendremos una imagen clara de lo que el pueble quiere.
Si bien sus resultados no obligan al Gobierno o al Congreso, apostamos que la masividad y rigurosidad de la consulta la legitime como expresión popular a ser incorporada en las definiciones que se adopten.
Los problemas de la democracia se resuelven justamente con más y mejor democracia. Por eso es tan importante para nosotros la consulta: es la oportunidad de darle vida a la participación de la gente, y que sea esta la que modele el nuevo país que surgirá de esta crisis.
Es cierto que una nueva Constitución no arregla, por si sola, los problemas urgentes de la gente, pero ningún problema de fondo tendrá solución si no es con una nueva constitución.
Si el presente es de lucha el futuro será de victoria, la victoria de los humildes.
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