Durante estos días, miles de creyentes vivirán con recogimiento la Semana Santa, acompañados de numerosas imágenes de devoción las cuales -en muchos casos- han sido creadas por artesanas y artesanos.
Si bien las imágenes religiosas llegan a América con los conquistadores (en algunos casos como objetos de su propia devoción), tienen en nuestro continente un gran desarrollo artístico y en la actualidad siguen produciéndose en toda Latinoamérica y también en Chile, adquiriendo diferentes características, según territorio y referencia cultural.
La evangelización en América fue un proceso que incluyó violencia, por la cual tanto Juan Pablo II y Francisco han pedido perdón a los pueblos originarios. Mismos pueblos cuyos artistas definieron la identidad expresiva de las imágenes religiosas americanas que continúan creando, dando cuenta del sincretismo religioso del continente y configurando significativas manifestaciones de piedad popular.
Expuesta en el Santuario Nacional de Maipú, se encuentra el Ki Jetu Oramai o Cristo Resucitado, imagen tallada en madera de origen Rapa Nui, arte que este pueblo cultiva con maestría.
Según explica una publicación del Congreso Eucarístico realizado en Chile en 1980, la obra fue creada en el marco de esta reunión, cuando la comunidad de Rapa Nui divida en dos grupos: uno de artesanos jóvenes liderados por Leonardo Pakarati hizo un Cristo Crucificado para la parroquia de la isla, mientras un segundo grupo, encabezado por Benedicto Tuki, realizó el Ki Jetu Oramai, que sería enviado al Santuario de Maipú.
La publicación detalla: "El Cristo Resucitado está hecho de un tronco de Miro Tahití, mide 2,10 metros, y su actitud es la de mostrar las llagas a los apóstoles. De la herida del costado pende una flecha compuesta de una punta antigua, de piedra obsidiana o Matá, con una varilla tallada y un penacho de plumas de gallo. Sobre su cabeza lleva una corona. En ella se ve un Manu Piri (pájaro de dos cabezas), que representa al Espíritu Santo".
Menos información se ha publicado sobre la extensa obra de Luis Alberto Rodríguez Jordán, tallador, ceramista y carpintero autodidacta, fallecido en 2002, quien durante más de 50 años se dedicó a la talla de figuras religiosas en madera y cuyas obras de tamaño natural están en diversos santuarios del país, repertorio que su familia intenta registrar y visibilizar.
Según documentan sus descendientes, Rodríguez, desarrolló una técnica y forma de diseñar propia. Primero dibujaba en papel las imágenes, de frente y perfil; luego hacía un esquema reticular, para ampliar los dibujos, que traspasaba al tablón (ya que trabajaba con madera aserrada y no troncos), que luego recortaba y ensamblaba dando forma tridimensional a la pieza, que ahuecaba y luego tallaba.
El resultado de su original técnica y talento, puede visitarse en más de 50 lugares de Chile, entre los que se cuentan la Catedral de Punta Arenas y la Parroquia de La Transfiguración en Apoquindo, en Santiago; mientras que su legado se prolonga en su hija Pía, quien en Villarrica sigue tallando figuras religiosas en madera.
Tanto en la capilla del Colegio Calasanz, en Ñuñoa; como en el Colegio Santa Cruz, en Nataniel Cox, en Santiago; se exponen cristos resucitados creados en metales por el artesano Juan Reyes, materia prima que distinguió su trabajo hasta su fallecimiento, en 2012.
Las figuras religiosas de reyes tienen características indígenas y latinoamericanas: sobresalen el color oscuro de las caras y manos repujadas en cobre, los ponchos hechos en bronce adornados con lapislázulis, los motivos indígenas y el uso de ojotas para la figura de Cristo. Es esta la identidad de la que también da cuenta la Virgen que en 1987 él y su esposa, la artesana Alicia Cáceres, le regalaron al Papa Juan Pablo II, durante su visita a Chile.
Las obras de las que hemos hablado y otras similares -instaladas en iglesias y casas- acompañarán esta Semana Santa a los fieles en la reafirmación de su fe. Seguramente sin presumir autoría, calidad artística y maestría técnica de quienes fueron sus artífices, serán parte importante del relato vital de las personas, como lo hacen las artesanías constantemente en todas sus expresiones. En la vida y en la muerte. En la muerte y en la Resurrección.
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