Pasada ya la locura por la película "Rapsodia Bohemia", que narra parte de la historia del grupo de rock inglés Queen, notamos con curiosidad la gran cantidad de fanáticos que tiene dicho conjunto, y que muchos de ellos no habían nacido para la época en que el cuarteto londinense lanzó sus discos más populares.
Jóvenes que rondan la veintena resultan ser admiradores de una banda que tuvo sus mayores éxitos cuando sus padres eran niños o adolescentes.
¿Sería el fruto de una buena campaña de marketing? Es probable aunque no la única razón.
¿Estos jóvenes, eran admiradores de Queen antes de la película? Es difícil de saber, pero no nos extrañaría. No es raro ver a veinteañeros e incluso quinceañeros fanáticos de grupos como Iron Maiden, The Cure, Pink Floyd o más antiguos como The Beatles o el cantante Elvis Presley, que escucharon sus padres y también sus abuelos.
Hace algunos años cada generación escuchaba la música correspondiente a su edad y a su momento.
Era rarísimo ver, por ejemplo, en los años 90 a un adolescente fanático de Genesis o Jethro Tull y no de los temas que emitiera MTV (excepción hecha de aquellos que se vieran influenciados por parientes mayores).
Las causas de esto pueden ser varias. Ya no existe tanto miedo a la diferencia, hay más tolerancia con quien no sigue las tendencias y, de hecho, muchos desean ser distintos escarbando en el pasado para tener referentes.
Y en esto una gran ayuda ha sido Internet. Los que nacimos en la década de 1970 (y más atrás) casi no teníamos acceso a música que no estuviera de moda, habían pocas radios y poca televisión y, además, poca oferta.
Si nos gustaba alguna música que estuviera fuera de los gustos masivos teníamos que buscar por años hasta dar con un especial en la radio (y grabarlo en un cassette) o con algún disco perdido. Ahora, afortunadamente, no estamos tan esclavizados a lo que nos ofrezcan las disqueras sino a buscarlo en internet y redes sociales. Podemos ser fanáticos de las músicas más curiosas y exóticas y acceder a ellas sin mayor problema.
En estas líneas me centré exclusivamente en la música pero esto también se aplica al cine, la literatura y cualquiera otra manifestación cultural.
Así, pues, hoy vemos con agrado a niños y jóvenes tarareando los temas de Queen y subiendo sus canciones a sus redes sociales.
El pasado se ha vuelto presente, y lo lejano ahora es cercano.
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