El 20 de mayo la presidenta de la República anunció el aporte de 100 millones de dólares para TVN, los que se dividirán en 70 millones para la señal tradicional y 30 para el nuevo canal cultural. Se levantaron voces críticas por considerar inoportuno el anuncio, pues las movilizaciones en Chiloé todavía no terminaban y el gobierno había acusado falta de fondos para solucionar sus problemas.
No me voy a detener mucho en el caso puntual de TVN, solo mencionaré que la entrega de fondos viene acompañada de una reforma a la composición del directorio, implementación de Alta Definición y otros cambios.
La parte a mi juicio interesante, es la creación del canal cultural que se había anunciado hace un año, pero ahora aparecen aspectos “novedosos”(utilizo las comillas porque no son nada nuevo en la televisión de muchos países).
Quizá lo más notable sea que se tratará de una señal sin publicidad. Sin publicidad significa sin cortes comerciales ni propaganda entre programas. Sin publicidad significa sin auspiciadores, lo que significa un espacio mayor de independencia. Independencia significa libertad de expresión.
En muchos países los noticieros son emitidos sin comerciales para garantizar su autonomía. Un auspiciador jamás permitirá que se entregue información que perjudique a la empresa, o a las empresas del dueño, o de los amigos del dueño o del partido político del dueño.
De esta manera la futura estación quedará libre de las garras del autofinanciamiento (al menos en términos de venta de espacios publicitarios). Esto es un arma de doble filo pues si no se logra asegurar una base económica, inevitablemente se buscarán producciones de bajo presupuesto las que no siempre serán de buena calidad, dando la sensación de circo pobre que han tenido muchas iniciativas de televisión cultural-educativa en Chile.
También puede ser, en un futuro, una excelente excusa para cualquier gobierno para cerrar el canal aduciendo pérdidas económicas. Ya sucedió antes: Entre 1987 y 1990 funcionó el Canal 9, la segunda señal de TVN. Durante su última etapa se convirtió en canal cultural pero se abandonó el proyecto por poco rentable.
Otra amenaza es mantener el canal por compromiso, por imagen, pero dejarlo languidecer como se hizo con tantos servicios públicos durante las últimas décadas.
Respecto a los contenidos, espero que el mote de “cultural” no implique programación que espante a las audiencias (que programen una ópera de seis horas en horario prime, por ejemplo), pero que al mismo tiempo no caiga en banalidades. ¿Difícil equilibrio? Sí, pero se puede lograr, la BBC lo ha hecho por años.
Y roguemos que esta señal no sea tomada por actores de teleserie devenidos en referentes culturales, cosa que ha sucedido ya demasiadas veces.
Las cifras entregadas a TVN pueden parecer exageradas pero la población que consume televisión abierta y por cable sigue siendo la gran mayoría del país, se trata de un impacto de gran alcance. El presupuesto en defensa es 27 veces más grande, se gasta en cosas más inútiles (cuando no en un casino) y sus beneficios son escasos. Y no veo a ningún político reclamando por eso.
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