Tres obras de teatro, para tres gustos diferentes

La cartelera teatral está entretenida y multifacética. A continuación, comento las obras de teatro "Historia de amor para un alma vieja", con una ternura indispensable, en el Teatro Finis Terrae; "La aventura invisible", con gran profundidad, en el Ceina; y "La muerte ya no termina con las cosas", un montaje de Ciencia ficción, en el GAM; tres montajes que creo vale la pena ver.

  • "Historia de amor para un alma vieja", la sabiduría intergeneracional en escena

En torno a la música de Chopin y boleros, interpretada al piano, se desenvuelve la tierna, sabia e intergeneracional obra "Historia de amor para un alma vieja", en el Teatro Finis Terrae. Todo bajo la iluminación que da paso al diálogo de los distintos personajes.

La primera imagen en las tablas es la de un piano de cola, un músico (José Tomás Moscoso); tres sillas, ocupadas cada una por un jubilado capitán de la Marina (Eduardo Barril); una señora de la cuarta edad, amiga del capitán (Luz Jiménez); y Nora, la nieta del capitán (Colomba Larraín); además de la narradora (Pascale Zelaya). También hay otro personaje: Una tortuga.

Este montaje, escrito y dirigido por Felipe Zambrano ("El traje del novio", ganador de la Muestra Nacional de Dramaturgia) se sostiene en la primera parte en el diálogo entre la nieta y el capitán jubilado, y en la segunda, entre éste y la mujer de edad avanzada. Esta obra da cuenta de que es posible el amor en la cuarta edad, es viable sentirse vivo, modificar hábitos para estar en compañía, sentir ese cosquilleo de etapas más tempranas, ser capaz de flexibilizar conductas.

Es una historia entretenida, que capta la atención del público, que se mantiene alerta ante los distintos puntos de giro que tiene la trama. En el desarrollo la nieta tiene muchas cosas que decir y toma protagonismo. El viaje dramático del personaje del abuelo es un tránsito delicado, flexible y amoroso. El final es inteligente, tierno, posible, da aire al público.

Eduardo Barril lo hace extraordinario, con gran agilidad, trabajo de cuerpo y capacidad interpretativa. Luz Jiménez, una dama de las tablas, encarna un personaje muy difícil, consiguiéndolo a cabalidad. El rol de Colomba Larraín es atractivo y da dinamismo a la obra, muy bien logrado. Pascale Zelaya está a la altura de la narradora. José Tomás Moscoso toca bien el piano, da el ambiente adecuado, junto al juego de luces y la escenografía.

Esta es una obra de la Compañía FA. Las funciones son hasta el 8 de septiembre en el Teatro Finis Terrae, que cuenta con estacionamiento. Dura 55 minutos. Se recomienda para espectadores de más de 12 años. Toda la información en teatrofinisterrae.cl.

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  • "La aventura invisible" y las profundidades del ser

Atención con la cartelera del Ceina, es atractiva, diversa y pluridisciplinaria, con apuestas donde se corren riesgos, entregando otras perspectivas a los distintos públicos. Un reflejo de ello es la obra "La aventura invisible".

Esta representación, escrita por el sueco Marcus Lindeen y traducida por Constanza Brieba, ha sido bien recibida tanto por el público como por la crítica en Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Austria, Portugal y Suecia. Es un montaje dirigido por Víctor Carrasco, con un análisis profundo, que problematiza la identidad y el yo. Son personajes expuestos a situaciones límites, las cuales han superado, con una interesante reflexión de lo que les aconteció.

Amparo Noguera logra encarnar en forma magistral a una científica que pierde su identidad tras un derrame cerebral. Recuperada de la enfermedad, se puede observar las fisuras sicológicas que dejó en ella en el cuerpo y en el rostro. Ricardo Fernández interpreta muy bien el papel del primer hombre en el mundo en someterse a un trasplante facial total. Transmite un temple tranquilo y que está en paz con la recuperación.

Marce Gutiérrez, quien representa a una persona cineasta queer que recupera el trabajo de una fotógrafa surrealista olvidada, consigue una actuación bien lograda, acorde con el personaje, dando aire y agilidad a la obra.

En las tablas, los tres personajes mencionados conversan entre ellos, con diálogos interesantes, de gran intensidad, comprensible por el público, de importante honestidad intelectual y emocional.

Esta es una coproducción del Centro Cultural Ceina, Corporación Cultural de Quilicura y Teatro de La Palabra. Se recomienda para público mayor de 15 años. Se presenta hasta 1 de septiembre. Más información en Puntoticket.

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  • La ciencia ficción se apodera de las tablas: "La muerte ya no termina con las cosas"

No es habitual que en las obras de teatro se aborden temas de ciencia ficción, "La muerte ya no termina con las cosas" es una bien lograda excepción a la regla. Desde que existe la humanidad la problemática de la muerte y la inmortalidad ha sido abordada desde diferentes ángulos. El dramaturgo Carlos Leiva hace una propuesta de ciencia ficción, que tal vez sea de un futuro menos lejanos de lo que se espera.

Silvanna Gajardo, con una actuación de gran calidad y veracidad, personifica a una científica que tiene un conflicto permanente con su hija veinteañera. En el desenlace de la trama se explica la razón de esas desavenencias.

Pablo Schwarz muestra gran agilidad corporal y una simpática interpretación. Encarna al marido de la científica, a quien adora y cuida con dulzura y esmero, siendo cómplice de ella en las buenas y en las malas. Consuelo Carreño realiza un trabajo actoral de gran dificultad, muy bien logrado. Es la hija, la rebelde, enfermiza y cuestionadora.

El público se ve inmerso en una trama interesante, de la cual no se sospecha el final. Se utilizan distintos elementos que involucran los diferentes canales perceptuales del público: visual, auditivo y kinésico. Incluso se advierte a los personajes por si tienen alguna dificultad con ellos: "Este montaje presenta luz estroboscópica, sonidos retumbantes, humo y/o polvo en suspensión".

La dirección de Camilo Carmona conduce de forma interesante la historia. El diseño escenográfico, a cargo de Sebastián Escalona, no solo es funcional a la obra, sino es de gran calidad visual; La iluminación es bien diseñada por Ricardo Romero, así como el de vestuario, cuya responsabilidad es de Daniel Bagnara. La música que acompaña a la obra es original de Roberta Von.

Las funciones se desarrollan en el GAM hasta el 1 de septiembre, duran 80 minutos y se recomiendan para mayores de 14 años. Más información en gam.cl.

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