La política y el fútbol, el partido de la muerte

Finalizado el mundial Brasil 2014, es posible aventurar algunos comentarios, en el ámbito deportivo, las distancias futbolísticas se han acortado entre las selecciones nacionales. Elevar la Copa ya no sería un sueño o quimera inalcanzable, sino que por el contrario, debiera ser un aliciente para programar y planificar con responsabilidad dicho objetivo.

Asimismo, se constató una vez más la enorme influencia del fútbol en la política local y mundial; en los medios de comunicación e incluso en la economía (por ejemplo, aumentó del consumo de determinadas marcas de productos, de turistas, etc.).

A su vez, que los Jefes de Estado y de Gobierno despiden y reciben a sus selecciones nacionales de fútbol antes y después de finalizadas sus actuaciones, reflejando su relevancia noticiosa, independiente que a usted señor lector/a le interese o no el “deporte rey”. La presencia de altos mandatarios y figuras internacionales, como Angela Merkel y Dilma Rousseff, entre otras, tanto en las ceremonias de inauguración y de clausura, se explican por sí mismas.

Cabe recordar, que la final de la Copa Mundial año 2010 fue vista por aproximadamente 700 millones de personas, según sus organizadores. Incluso, en Estados Unidos, país donde esta actividad deportiva es incipiente, el desempeño de su selección fue elogiado por su propio Presidente y sus partidos obtuvieron una audiencia superior a 20 millones de personas. Según algunos analistas, el fútbol se está transformando en el tercer deporte más popular gracias, a la numerosa comunidad latina.

En virtud de lo expuesto, no podría pensarse que fue casualidad que Brasil haya planificado y logrado ser la sede mundial del 2014. A mi juicio, una de las características del denominado “Poder Blando o Soft Power”, en el marco de las Relaciones Internacionales, es precisamente intentar conseguir ciertos objetivos por medios culturales e ideológicos, como complemento de la diplomacia, sin necesidad de apelar al “Poder Duro o Hard Power”(1).

En ese sentido, el Gobierno de Brasil de la época, probablemente deseaba mostrar al mundo que había dejado de ser una potencia regional para convertirse en la octava potencia económica del planeta, es decir, exhibir una nueva imagen internacional. Las Olimpiadas en Río de Janeiro se enmarcarían en ese mismo objetivo.

Por su parte, que la Federación Rusa fuese este año la sede de los XXII Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi y que además, será por primera vez en su historia sede de la XXI Copa Mundial de Fútbol el año 2018, no serían acontecimientos derivados del azar, en mi modesto entender.

Cabe recordar que el Presidente Putin ha venido a llenar el vacío de poder dejado por Estados Unidos en el escenario internacional. Además, ha propiciado el fortalecimiento de su país en los ámbitos económico, social y en materia internacional, ha vuelto a ser un actor de relevancia, luego de recibir a un país prácticamente en quiebra fruto de una mala gestión de su antecesor, Boris Yelsin. Asimismo, su Gobierno ha coincidido con un renacer del nacionalismo ruso, lo que ha sido favorable a sus intereses.

Con respecto a Chile, recuerdo que conversando en Zagreb con Mirko Jozik, ex entrenador de Colo Colo y de la Selección croata de Fútbol, comentábamos jocosamente que la Guardia de Palacio de la Moneda, detuvo en una ocasión a un Senador de la República para solicitarle su identificación. Por el contrario, al Presidente de Colo Colo, quien acompañaba precisamente al aludido Senador, era saludado amablemente por esa misma Guardia e invitado a ingresar a dicho Palacio.

El mismo Mirko me comentó que conversando un día con el entonces Senador Sebastián Piñera, le confesó que si algún día aspiraba a ser Presidente de Chile, tendría que ser hincha de Colo Colo. Al parecer el ex Senador le hizo caso, aunque en su estilo, se compró el Club, sus acciones, se entiende.

En este contexto, en donde la política y el futbol convergen (2) quisiera sugerir la lectura del libro “El secuestro de una Pasión”, del diplomático chileno Maximiliano Jara P., porque en éste se explica amena y documentadamente una serie de hechos históricos vinculados al Poder del Fútbol.

En el capítulo V de esta obra se relata lo que denomina El Partido de la Muerte entre el FC Start o el “equipo de los panaderos” versus el Flakel del Tercer Reich. Año del partido, 1943. Lugar: Ucrania, durante la ocupación nazi.

Pero de ese partido, estimados lectores, les hablaré en mi próxima columna. Es emocionante recordarlo y por eso pienso que amerita un capítulo especial.

Continuará.

(1) El Poder Duro es una forma coercitiva de ejercer presión, ya sea a través de acciones militares o presiones y condicionamientos de índole económico. El profesor de Harvard Joseph Nye es el autor de esta teoría de las Relaciones Internacionales, a la que denominó Poder Blando.

(2) El fútbol es utilizado como política, es decir, como una herramienta o instrumento para mantener cierto poder sobre un determinado grupo de personas. En la antigua Roma se conocía con la frase “ Pan y Circo” .

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