Auge y estancamiento del desarrollo exportador

En “Chile en la economía internacional: trayectoria reciente y desafíos”*se recuenta sucintamente la evolución de la inserción comercial y financiera de Chile entre 1973 y el contagio de la crisis asiática en 1998, para continuar con un examen detallado de esas dimensiones entre 1999 y 2015.

En esta nota nos concentramos en el desempeño de las exportaciones desde esa crisis. En los noventa Chile había aprovechado ampliamente las oportunidades que le brindaba la globalización comercial para exportar.

En 1990-98, las exportaciones crecieron 10% anual, y las no tradicionales 14%, mucho más rápido que el comercio internacional  que se expandía 6%. Ese 10% convivió con una notable alza de 7,1% del PIB. El buen desempeño exportador aparece asociado al manejo contra-cíclico del tipo de cambio y al equilibrio de la  macroeconomía real que operó cerca de la frontera  productiva.

El dinamismo exportador se fue reduciendo en los años siguientes, pues la velocidad de Chile convergió a la del comercio mundial en los años hasta la llegada de la crisis global en 2008. Un aumento de las exportaciones de 6,5% anual convivió con un modesto crecimiento del PIB de 3,9% entre 1999 y 2007. La diversificación continuó pero lentamente.

El siguiente período está marcado por la crisis global y la gran contracción del comercio internacional, 12,2% en 2009. Las exportaciones de Chile crecieron menos de 1% anual desde entonces.

Sin duda, la lentificación del comercio internacional a un promedio de 2,5% anual desde 2008 es una explicación respetable del deterioro exportador, pero el conjunto de las ventas de Chile al exterior se redujo muy por debajo del mundial. A su vez, el número de empresas exportadoras y de productos exportados alcanzó un peak en 2008, y en todos los años siguientes permaneció bajo ese peak.

Una variable decisiva en la pérdida de dinamismo de las exportaciones es la liberalización del tipo de cambio y del ingreso de capitales financieros volátiles desde 1999-2001.

Con ello, la economía nacional entró de lleno a la globalización de la volatilidad financiera de la cual se había librado  al inicio del retorno a la democracia, gracias a la regulación contra-cíclica de la cuenta de capitales y del tipo de cambio (pro-mercado de los inversionistas productivos, y en particular de los exportadores no tradicionales y las PYMEs que compiten con importaciones con dólar deprimido).

En efecto, el tipo de cambio, ha sufrido frecuentes desequilibrios, con una evolución intensamente cíclica, respondiendo al desempeño de los flujos de capitales y del precio del cobre, ambos marcadamente volátiles.

La cotización del dólar pasó por precios de $450, 745, 443, 652, 472, 720; esto, en una economía de mercado, en la que los precios relativos son cruciales. Este tipo de volatilidad provoca daños regresivos y recesivos.

El prolongado auge del precio del cobre llevó a tipos de cambio muy reducidos, que estimularon las importaciones (con perjuicio de las PYMEs) y desalentaron las exportaciones y su valor agregado, con un intenso desequilibrio entre la evolución de exportaciones e importaciones reales.

Esto se sustentó en el elevado precio del cobre durante casi todo el período, acompañado de ingresos de capitales que se movilizaban detrás del auge cuprífero; ellos determinaron un déficit de la cuenta corriente de 3,6% del PIB, en 2012-13, a pesar de las notables cotizaciones del cobre (promedio de US$3,46 por libra).

Desde la crisis global, la globalización comercial mundial se lentificó, pero los acuerdos comerciales de Chile continuaron implementándose (abarcando a 64 países que cubrían el 85% del PIB mundial en 2015 y recibían el 94 % de las exportaciones de Chile).

No obstante, en Chile el retroceso exportador fue mayor que en el intercambio mundial. La política cambiaria surge como una explicación fundamental, castigando a las exportaciones y su diversificación y premiando a las importaciones a expensas del desarrollo de las PYMEs que compiten con las importaciones.

En contraste con el éxito exportador y de desarrollo productivo de los noventa, con una efectiva regulación del tipo de cambio, desde 1999 la liberalización cambiaria ha resultado  costosa para las exportaciones y el desarrollo.

* Referencia: Ffrench-Davis, R. (2017), “Chile en la economía internacional: trayectoria reciente y desafíos”, en libro por aparecer en Fondo de Cultura Económica, Santiago; también en Documentos de Trabajo de ECON/FEN.

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