La Región del Biobío juega un papel clave en el desarrollo económico nacional. Tiene una gran riqueza natural, infraestructuras estratégicas y un sector energético en constante evolución. Por eso, esta zona se presenta como un actor central en el camino hacia un futuro energético sostenible, inclusivo y más interconectado.
Biobío en octubre recién pasado alcanzó una generación eléctrica proveniente de fuentes renovables de 74%, lo que demuestra su liderazgo por alcanzar una matriz eléctrica diversificada y limpia. A lo anterior, se suma los esfuerzos por disminuir la dependencia a los combustibles fósiles, al cerrar sus centrales termoeléctricas a carbón.
La particular capacidad de generación que tiene la región a partir de fuentes como la energía solar, hidroeléctrica, biomasa y eólica, reafirma no solo el compromiso local con la mitigación del cambio climático, sino que además que sigue siendo un polo de inversión. Este dinamismo le permite abastecer sus propias demandas y exportar energía hacia otras regiones.
Incluso, se plantea desarrollar, en las costas del golfo de Arauco, proyectos de generación eólica offshore, tecnología que aún no está presente en el país y podría convertirla en la primera región en producir energía renovable a partir del recurso eólico del mar, demostrando así, porque es llamada la "capital de la energía".
Por otra parte, Biobío cuenta con infraestructura clave como son los Puertos de Talcahuano, Coronel, Innergy y el Oleoducto del Pacífico para transportar, distribuir e incluso exportar estos recursos.
El desafío hoy es la interconexión internacional de sus sistemas energéticos para avanzar en: mayor seguridad energética, promover la sostenibilidad y mayor competitividad. La región firmó un Memorándum de Entendimiento con Neuquén, en Argentina este año, el que promueve el intercambio de recursos energéticos a través del Gasoducto del Pacífico y del oleoducto Trasandino, lo que demuestra el potencial de esta integración, específicamente con el gas natural y crudo del yacimiento Vaca Muerta.
Por último, un reto principal de la agenda energética regional es fortalecer los circuitos industriales para el impulso de la industria del hidrógeno verde, considerando el avance de la movilidad sostenible en el mundo y el desarrollo de la industria que requerirán este combustible, junto con el desarrollo de centros de transición energética e innovación que acompañen este proceso, aprovechando las capacidades de las universidades de la región
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