Parece una noticia reservada para revistas especializadas en tecnología y ciencias, pero quizás es la noticia de mayor significancia para el mediano plazo en Chile y, para los productores mundiales de cobre. En distintos países se investiga aceleradamente en tecnología de transmisión eléctrica sin medio físico, sino por ondas electromagnéticas, es decir, por el aire.
Este cambio tecnológico, si fuera exitoso, significaría lo acertado de la hipótesis de Tesla hace ya casi un siglo, pero sería un remezón al tema industrial y, en especial, a los sectores energético y minero. Para Chile, una economía basada en la explotación de los recursos naturales renovables y no renovables es, sin duda, la manifestación clara del riesgo país, al mantener una estrategia centrada en la demanda de los mercados internacionales, sin establecer una política industrial estratégica.
Se suele llamar al cobre "el sueldo de Chile", que evidencia la directa relación entre esta industria minera con los ingresos públicos y las utilidades de las empresas. En el caso de Codelco son ingresos directos a caja fiscal, pero también ingresos por impuestos específicos, a la renta y al consumo. Es decir, la concatenación de la industria del cobre es fundamental para la recaudación y gasto fiscal, como para las rentas e inversión privada, pero este equilibrio actual (cíclico) puede verse afectado con nuevos productos y nuevos mercados.
Actualmente se argumenta la existencia de un nuevo super ciclo del cobre, motivado por la reactivación postcovid, principalmente de China. Aunque creo que este nuevo superciclo tiene dos caras. La primera alegre y de corto plazo, motivada por la anhelada recuperación de las arcas fiscales. La segunda debería ser de mayor preocupación y que motive la reflexión público privada. La evidencia del elevado precio del cobre, la esperanza de nuevos productos asociados a la revolución de la electromovilidad y la ausencia de sustitutos cercanos debieran motivar un diagnóstico profundo y la proposición inmediata de una estrategia de cambio, para que nuestro futuro no solo este basado en la extracción de cobre.
La información contenida en el artículo de The Economist (25-2-2021), indica que al menos 3 firmas exploran activamente sustitutos a productos del cobre, tanto en transmisión, como en fabricación de componentes electrónicos; es decir, el aire y los metamateriales (sustitutos cercanos y baratos) amenazan al reinado del cobre y de paso refuerza la fragilidad de mantener el sueldo de Chile sin diversificación.
Por tanto, y dado el contexto eleccionario, se debería discutir una nueva política industrial para Chile, donde el supuesto y pilar básico del precio del cobre, cambie a precios de servicios y productos de una nueva matriz productiva que debe aún ser construida sobre tres fundamentales: eficiencia, diversificación y de tecnología verde.
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