El reciente anuncio de la ministra de Obras Públicas, de llamar a licitación el tramo Santiago-Los Vilos de la Ruta 5, así como una cartera de otros nueve proyectos a ser concesionados en lo que resta de este año, es una muy buena noticia para el país. Da la impresión de que se dejaron atrás las supuestas animosidades en contra de la industria y esta retoma un rumbo adecuado considerando las demandas ciudadanas para proyectos de gran envergadura.
Esta buena noticia representa desafíos importantes para Obras Públicas. En primer lugar, cumplir con la cartera. Eso supone una acción decidida de coordinación con organismos del Estado para cumplir con las fechas previstas. Entre estas habría que destacar los ministerios de Hacienda y de Desarrollo Social, y a la Contraloría General de la República.
Un segundo desafío es que los procesos de licitación cuenten con un número importante de proponentes. Con una cartera apretada como la anunciada, puede que algunos de los participantes habituales no estén en condiciones de abordar ese número de iniciativas. Sin embargo, una buena promoción internacional y condiciones económicas atractivas, debidamente señalizadas en las bases de licitación, debieran ser incentivo suficiente para contar con participación, de modo que sea esa competencia la que defina, en última instancia, las condiciones económicas de los contratos.
Un tercer reto que enfrenta el MOP es cumplir los anunciados plazos de ejecución de obras. Chile necesita inversión aquí y ahora. Si se mantienen los actuales plazos para pasar de un contrato adjudicado a obras materializadas, estos proyectos recién comenzarán a concretarse en cuatro o cinco años más. Para ello, sugerimos un trabajo conjunto, tipo "ventanilla única", entre el MOP y los adjudicatarios. La idea es pasar de los proyectos referenciales que se utilizan para llamar a licitación a ingenierías definitivas, para aprobar los cientos de permisos y para conseguir una buena disposición de la comunidad.
Si se le transfiere al privado esa responsabilidad será muy difícil disminuir los plazos, por la desconfianza, fundada en el desconocimiento, que aún existe en instituciones y en la ciudadanía.
También es un momento propicio para revertir la percepción que existe respecto a la industria. Creemos que ello pasa por vincular los aportes de la misma a los grandes problemas que enfrenta Chile y que condicionan nuestro futuro. Es importante que las concesiones se constituyan en un aporte importante para ampliar el potencial urbano con que contamos y así abordar el desafío de tener mejores vivendas y así, también hacer ciudad. Cuando se diagnostica un déficit de un millón de viviendas en Chile, todos debemos cooperar para resolver esa carencia y desde las concesiones es fundamental aportar al respecto.
Lo mismo sucede con la escasez de recursos hídricos. En la cartera de proyectos anunciados hay dos desalinizadores que serán un aporte para resolver el déficit de agua. No obstante, esto es necesario pero no suficiente. El MOP debiera convocar al diseño de una Política Nacional de Desalinización, cuya base podría ser la Ley de Concesiones que tan buenos resultados ha dado en otros campos.
Dado el anuncio de la ministra, el momento es muy propicio para trabajar en estas líneas. Como CPI nos ponemos a su disposición para colaborar en el éxito de su tarea.
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