Como se diría en la hípica, "entramos en tierra derecha" en el proceso legislativo de la reforma de pensiones, que hoy se encuentra en el Senado esperando iniciar su segundo trámite legislativo, a la espera que se resuelva toda la acción que ocurre tras bambalinas.
Esto porque, tras ser aprobada en enero de este año la idea de legislar en la Cámara de Diputadas y Diputados, hemos visto como se ha desplegado una brutal campaña de desinformación desde el empresariado y la derecha contra la posibilidad de mejorar las jubilaciones de millones de chilenas y chilenos. Utilizando todas las herramientas y plataformas a disposición, hacen presión para mantener el negocio de las AFP, que entrega utilidades a los grandes grupos empresariales y distribuye miseria entre los jubilados.
Este "apriete" empresarial se ha convertido en un verdadero cerco que encierra a la reforma de pensiones, el que se ha visto reforzado con la fakenews de "con mi plata no" y con la posición obstruccionista por parte de los parlamentarios de derecha, que operan como verdaderos voceros de las aseguradoras de fondos de pensiones.
Ante la presión, el Gobierno ha cedido en su afán de sacar esta reforma, pero es necesario dejar claro que no podemos lograr su aprobación a cualquier costo. No se puede permitir que en esta reforma sea el chantaje el que termine ganando y dejando a jubilados y jubiladas sin la seguridad de que en el futuro contarán con pensiones que permitan garantizar una vida digna.
Desde la CUT hemos sido muy claros en señalar que se debe sostener la propuesta de que el 6% adicional de cotización debe ir a un sistema solidario que permita mejorar de inmediato las pensiones de las personas y que restrinja el juego de casino que las AFP realizan con los ahorros de las chilenas y chilenos. El pasado 11 de abril, en el primer paro nacional activo convocado por la CUT, fueron millones las personas que salieron a las calles a manifestarse en favor del sistema solidario y en contra del negocio de las AFP.
Por eso es que vemos con preocupación la tibieza de parlamentarios de partidos de gobierno para enfrentar el debate. Un ejemplo es la propuesta del senador Ricardo Lagos Weber: Establecer el guarismo de 5-1 para repartir la cotización adicional, en beneficio de las AFP, y conseguir negociar con la oposición. Esto es definitivamente todo lo contrario de las aspiraciones de la gente y, además, una muestra de entreguismo de ciertos sectores del programa de gobierno en favor cálculos electorales o beneficios políticos que más bien solo aportan al crecimiento de la derecha.
Pero el ejemplo de Lagos Weber es una expresión de estos parlamentarios que se visten de ropajes progresistas y que en campaña buscan el voto adhiriendo a las demandas de la gente, pero a la "hora de los quiubo", bien gracias. Estos personajes, que consiguen el voto sumándose a las demandas sociales para luego quitarse la máscara, son quienes provocan el cansancio del pueblo que termina favoreciendo a las expresiones más fascistas como Republicanos en Chile o Millei en Argentina.
En esta discusión el consenso no puede quedar determinado por lo que disponen los conservadores sino por lo que quiere la gran mayoría de chilenas y chilenos: mejorar las pensiones y no inyectarle recursos propios a un negocio que a la vista solo beneficia a unos pocos.
Estamos en un escenario político de extrema dificultad para esta reforma, eso no cabe duda, pero se deben extremar los esfuerzos para concretar una propuesta que sea coherente con el programa de gobierno y con las promesas de mejores pensiones para millones de personas. Cualquier camino contrario solo profundizará la decepción y la desconfianza hacia el Gobierno.
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