Este 29 de septiembre se celebra por cuarta vez el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos (PDA), con un llamado a acelerar las acciones encaminadas a mejorar el uso de los recursos naturales, mitigar el cambio climático y apoyar la seguridad alimentaria y la nutrición.
A nivel mundial, el 13% de los alimentos producidos se pierden en las etapas de postcosecha hasta la venta al por mayor, y otro 17% se desperdicia en los hogares, servicios de alimentos y el comercio minorista. Esta estadística, sumada al hecho de que 43,2 millones de personas en América Latina y el Caribe padecen hambre, destaca la imperante necesidad de gestionar eficazmente el uso de alimentos en todos los países.
La pérdida y el desperdicio de alimentos constituye un desafío en la transformación de los sistemas agroalimentarios para que sean más sostenibles, resilientes e inclusivos. Además, prevenir y reducir la PDA es una estrategia climática clave y una responsabilidad compartida, pues reduce las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), al tiempo que se conservan y protegen los ecosistemas y recursos naturales, de los cuales depende el futuro de nuestra alimentación.
Para esto, la colaboración es fundamental, en particular entre el sector público y privado, con miras a aplicar medidas eficaces que consideren más investigación y datos, desarrollo de marcos normativos, aplicación de tecnologías e innovación y campañas de sensibilización, entre otras.
Chile no es ajeno a este desafío global. Diversas instituciones públicas, empresas privadas, la academia y ONG impulsan soluciones innovadoras y efectivas para mejorar la eficiencia en la producción, distribución, comercialización y consumo de los alimentos en la población chilena.
Dada la relevancia del tema es que se crea en 2020, por el decreto N°17 del Ministerio de Agricultura, la "Comisión Nacional para la Prevención y Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos" (CNPDA), instaurada a partir del Comité de PDA que funcionaba desde 2017.
Esta comisión asesora ministerial reúne a más de 50 actores que trabajan de manera multidisciplinaria para proponer, desarrollar y coordinar acciones que contribuyan a reducir las pérdidas y desperdicios del sistema agroalimentario nacional.
Recientemente, la comisión lanzó una Hoja de Ruta 2023-2024, elaborada de forma participativa, la cual consta de cinco ejes: difusión y comunicación; información para la toma de decisiones; iniciativas y programas; investigación y docencia, innovación y transferencia tecnológica; políticas y normativas.
Desde la FAO instamos a fortalecer el rol de la comisión para tomar una posición protagónica y activa en la coordinación y articulación intersectorial para avanzar en la implementación de políticas, programas y actividades que requieren los múltiples e imperiosos desafíos. Entre ellos, el desarrollo de una política pública para la Reducción de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos a nivel nacional, avanzar en los proyectos de ley que se tramitan en la materia, y generar de manera urgente estadísticas robustas en las distintas etapas de la cadena alimentaria para focalizar las acciones e inversiones.
La reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos es una responsabilidad compartida y un reto intersectorial. Todos desempeñamos un papel al respecto y solo si actuamos de forma conjunta, podremos enfrentar este fenómeno con consecuencias sociales, ambientales y económicas.
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