El pasado 29 de septiembre se cumplieron 100 años desde la creación de la Dirección del Trabajo. Fue en 1924 cuando el entonces Presidente Arturo Alessandri Palma respondió a años de movilizaciones de trabajadores, matanzas y represión hacia la lucha y organización sindical, integrando a Chile en la legislación laboral internacional. Esto permitió regularizar las condiciones laborales, establecer protección ante los accidentes de trabajo, y otorgar a los trabajadores la posibilidad de sindicalizarse y ejercer el derecho a huelga.
Hoy, un siglo después, las y los trabajadores nos encontramos en un momento donde se requiere fortalecer la Dirección del Trabajo, para que pueda cumplir plenamente con su rol de fiscalizar el cumplimiento de la normativa laboral por parte de los empleadores. No podemos permitir que se transforme en un simple organismo administrativo y burocrático, que parece ser el objetivo de la derecha y el empresariado.
Es necesario tener una Dirección del Trabajo que responda a las necesidades de fiscalización de las normas laborales, que proteja a las y los trabajadores y que no responda al gobierno de turno ni menos a los funcionarios por cuotas que terminan "atornillando al revés". Que la Dirección del Trabajo se convierta en una herramienta pública de los derechos laborales debe ser un objetivo de gestión en este centenario.
En ese marco, se conformó la llamada "Comisión Centenario", integrada por representantes actuales del organismo, exdirectores, gremios empresariales y dirigentes sindicales, entre los cuales estuve presente. Lamentablemente, en más de una ocasión, el debate se centró en cómo lograr que la acción de la Dirección del Trabajo no "afectara el crecimiento". ¿De verdad hay quienes creen que hacer la vista gorda frente a los abusos laborales es el camino correcto? ¿Acaso consideran que los derechos laborales son un obstáculo para la producción y el crecimiento del país?
Ante este panorama, y en un contexto de tensión por el bloqueo que ha impuesto la CPC al debate, es fundamental que el Gobierno dé señales concretas de su compromiso con lo acordado en la discusión del salario mínimo. Esto incluye fortalecer a la Dirección del Trabajo a través de la discusión del presupuesto, asegurando el incremento de la planta de inspectores, y la implementación de mejoras tecnológicas que liberen a los funcionarios de tareas burocráticas y administrativas.
Los funcionarios de la DT deben estar en terreno, fiscalizando y haciendo cumplir la normativa laboral. Esto no solo beneficia a los trabajadores, sino que también ayuda a establecer el trabajo decente como la norma en Chile, y no como un hecho extraordinario. Necesitamos que los entornos laborales se caractericen por el respeto, no por el abuso, el maltrato o la violencia. Para que todos tengamos clara la cancha en la que se juega y nadie tenga la posibilidad de pasarse de la raya, es esencial cuidar que esta dirección cuente con las herramientas necesarias para realizar una labor fiscalizadora equilibrada y efectiva.
Al cumplir 100 años, no solo debemos conmemorar la historia de la Dirección del Trabajo, sino que tenemos la responsabilidad de construir, juntos, un organismo a la altura de los desafíos actuales y futuros que se levantan para el mundo del trabajo, y que pueda enfrentar los ajustes normativos y las presiones de los empleadores.
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