El lunes 5 de agosto hubo una fuerte baja en los principales mercados bursátiles, lo que llevó a algunos a calificarlo de lunes negro, aunque en los días posteriores los mercados recuperaron parte de las pérdidas. Hay buenas razones para suponer que ese episodio fue más que un sobresalto y que podría repetirse con efectos más permanentes.
Ha habido principalmente dos explicaciones a lo ocurrido. Una que lo atribuye a temores a una inminente recesión en Estados Unidos, mientras que la otra supone que se trataría de una corrección a la exuberancia que ha mostrado el mercado bursátil en los últimos dos años, especialmente en el sector tecnológico. Si bien puede ser una combinación de ambos factores, tiendo a pensar que el segundo es el verdaderamente relevante.
Veamos primero los indicios de una posible recesión en EE.UU. y posteriormente la hipótesis de mercados exuberantes o burbuja en el mercado de capitales.
Los temores a una recesión en la economía norteamericana aumentaron luego de un par de cifras negativas del mercado de trabajo en julio: la tasa de desempleo fue 4,3% en lugar del 4,1% esperado por el mercado, y la creación de empleo alcanzó a 114 mil en lugar de los 175 mil esperados. Estos datos, junto con el aumento de la tasa de desempleo en tres de los últimos cuatro meses ha motivado la revisión del indicador conocido como regla de Sahm, que anticiparía una recesión cuando el promedio móvil de tres meses de la tasa de desempleo estuviere 0,5 puntos porcentuales o más sobre su mínimo en los últimos 12 meses. Sin embargo, la misma creadora de la regla, Claudia Sahm, ha dicho que, desde la pandemia, varios indicadores, incluyendo el suyo, han visto reducida su capacidad predictiva.
Otras señales, como los aumentos del consumo, del PIB y de la productividad, junto con la menor inflación que permitiría una política monetaria más laxa en los próximos meses, llevan a dudar de que sea el riesgo de una recesión lo que ha estado detrás de la volatilidad bursátil y que sea el principal factor de nuevos eventos en el corto-mediano plazo.
En cuanto a la otra hipótesis, la de un mercado exuberante en el pasado reciente, habría que destacar el desempeño de las empresas tecnológicas, especialmente las llamadas 7 magníficas: Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, NVIDIA, Meta (Facebook) y Tesla. En este sentido, aunque el desempeño de los principales índices bursátiles fue muy favorable en 2023, con el S&P 500 subiendo 24,23% y el Dow Jones creciendo 13,7%, el aumento del principal indicador de las empresas tecnológicas, el Nasdaq Composite, fue sorprendente con un 43,42%. Más aún, el Nasdaq ha aumentado 17,13% en lo que va del año hasta el 19 de agosto; incluso tras la caída acumulada de 8,16% entre el 31 de julio y el 5 de agosto, ha seguido acumulando un alza de 9,5%
Lo que ha estado detrás de esta exuberancia sería la expectativa de ganancias que trajo la implementación de la inteligencia artificial (IA) por parte de las empresas tecnológicas, con un costo de varios miles de millones de dólares en el caso de las 7 magníficas. Sin embargo, los resultados del último trimestre de 6 de estas empresas han estado muy por debajo de las expectativas, mientras se esperan los de Nvidia para fines de agosto.
Los crecimientos en la valoración de los últimos meses de las empresas tecnológicas parecen haber estado explicados por un optimismo excesivo de la rentabilidad de la IA en el corto plazo. Esto, por supuesto, no anula la posibilidad de que esta rentabilidad se materialice en plazos más largos, pero es sano para el comportamiento de los mercados que valoraciones no respaldadas por fundamentos, se corrijan a tiempo.
De manera que la sorpresa del 5 de agosto no debió haber sido tan grande y los datos de desempleo en Estados Unidos, así como la caída de la bolsa japonesa luego del aumento de la tasa de referencia en ese país, no habrían sido más que una señal que gatilló el ajuste. Pero esta corrección ha sido tan moderada y transitoria, que no podemos descartar nuevos eventos.
¿Quiere esto decir que no hay más riesgos asociados a estos ajustes o nuevas correcciones la baja de los mercados? Por supuesto que no. Y no debemos olvidar la prolongada, aunque no muy profunda, recesión que sobrevino al pinchazo de la llamada "burbuja punto com" en el año 2000.
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