Hace unos meses, la 9ª medición del estudio ICREO Opinión Pública 2023, el cual permite conocer el nivel de confianza que las personas tienen en marcas, empresas e instituciones presentes en Chile, hablaba de una confianza estancada en el país en términos generales (comparando mediciones de 2023 versus 2022).
Por el contrario, había hallazgos positivos en determinadas industrias y categorías: una creciente confianza en las fuerzas de orden público, de la mano de la necesidad de una mayor seguridad ciudadana; y un alza sostenida de varios años en la credibilidad de las empresas, destacando la categoría de servicios básicos (y sobresaliendo la subcategoría de distribuidoras de gas).
Estos resultados revelan progresos. Hay que seguir trabajando con sentido de urgencia para fortalecer la confianza, más aun cuando en los últimos meses, mucha agua ha corrido bajo el puente. Los chilenos supimos, primero, de los casos convenios y fundaciones; y en los últimos días, se nos presenta el caso de las grabaciones, un suceso cuyas esquirlas amenazan con saltar a muchas instituciones, partiendo por el SII y la CMF. Eso como punto de partida en un guion que se irá escribiendo en los próximos días, semanas y meses.
La confianza de los chilenos se ve nuevamente sometida a presión. Aquella confianza que genera negocios, impacta en innovación y desarrollo, permite un mejor vínculo de la sociedad civil y más felicidad de las personas.
Por lo anterior, hoy es más que nunca necesario no claudicar en nuestro actuar ético como nación. Entendemos que, en materia de principios, el "hombre nuevo" no existe, sino que personas que reciben buenos o malos valores en sus familias, con las personas que comparten su día a día y allí donde estudian. Esto corre para todos: gente de gobierno y oposición, empresarios y colaboradores, chilenos y extranjeros... todos.
Si en tiempos de estallido social se habló de la necesidad de reinstalar la Educación Cívica en los establecimientos educacionales chilenos, hoy, también podemos sugerir el ramo de ética. Recientemente, el estudio "The Ethics Study, 2023" de Principia reveló que el 85% de los líderes consideran que la ética es un diferenciador competitivo en el mercado.
La ética es responsabilidad. Actuar en consecuencia construye confianza con todas las audiencias, y establece un estándar más alto para toda la industria. Ha quedado demostrado que los actos deshonestos nunca acabarán, pero el cómo actúen las mayorías es lo que marcará la diferencia. Actuemos con integridad, construyamos confianza y hagamos del propósito algo más que una simple palabra, en el trabajo, en las agrupaciones civiles de las que participamos y en la casa, dando el ejemplo a los hijos.
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