En un reciente cierre de negocios para este 2021, una empresa consolidada en el rubro de información y medición de mercado perdió un contrato -que tenía casi seguro-, compitiendo con emprendedores que estaban entrando al rubro.
Probablemente, le faltó advertir a tiempo la amenaza inminente. Repensar un cambio en la estrategia que venían ofreciendo y hasta el presupuesto considerado. Porque ya nada es como antes, y los contratos que solían renovarse automáticamente o estaban cautivos para compañías globales, hoy tambalean porque lo que buscan los altos ejecutivos para cerrar acuerdos, son servicios innovadores, dinámicos, flexibles y también convenientes.
Al parecer una vía viable es revisar los procesos para simplificar las operaciones, poniendo el foco en resolver problemáticas cotidianas, y realizar intraemprendimiento para lograr productividad, y que esta sea tomada y traspasada a los clientes. Empresas atendiendo a empresas, que también son clientes, a precios competitivos, disminuyendo costos y generando mayores ventas para mantener el liderazgo obtenido.
Sin embargo, aún existe ceguera en este ámbito empresarial. Debemos transitar hacia nuevas habilidades de adaptación al cambio, y abandonar la mirada tradicional anquilosada en muchas industrias. Tanto es así que hoy las compañías deben incluso desafiarse a entregar mayor valor, desarrollando propuestas que empaticen con sus públicos, transcendiendo a sus propios intereses y los de sus accionistas.
Claramente y en base a evidencia empírica, hay alto potencial de impacto, pero hay que perderle el miedo a cuestionar los procedimientos, y desarrollar sigilosamente los ajustes en base a lo aprendido, a la expertise que da el oficio, gestionado con humildad para escuchar las voces internas.
Eso es lo que marcará la diferencia, lo que permitirá enfrentar a los competidores que golpean con sus ideas distintas, y a los que muchas veces no se había tomado en serio. Son emprendedores que irrumpen en distintas industrias con una mirada fresca del proceso de negocio y son capaces de competirle a los grandes, que fueron quedándose estancados en generación de valor.
Por eso, el llamado es a que la innovación y el emprendimiento sean protagonistas, sobre todo en las grandes y consolidadas empresas chilenas, de manera sostenible y de largo plazo, dejando los anticuerpos de lado, porque si ambos conceptos no son incorporados prontamente en la estrategia, llegarán otros a capturar potencial, poniendo la pista aún más cuesta arriba. El escenario ya cambió, y las amenazas no sólo están afuera, también están dentro, en el cerebro de las mismas empresas.
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