Los proclives a la regresión conservadora en Chile, probablemente, habrán tenido en las fiestas navideñas otro momento de regocijo, luego del triunfo electoral que proclamó, el 14 de diciembre pasado, a J.A. Kast como Presidente electo de la República. Por el contrario, quienes tuvimos como abanderada a Jeannette Jara, no miramos con perspectiva triunfalista la evolución de la situación del país en los próximos años. Los esfuerzos desplegados no culminaron con el anhelado resultado que la hubieran instalado en el liderazgo de Chile.
Sin embargo, después de la elección presidencial no se ve ningún protagonista importante que intente provocar una crisis político social de envergadura. En ese sentido, hubo señales el mismo día 14 en la noche. El contacto telefónico entre Gabriel Boric y J.A. Kast, el reconocimiento de los resultados por Jeannette Jara y el clima entre los liderazgos fueron decisivos. No hubo violentos choques entre manifestantes y los comentaristas pudieron alabar el tradicional espíritu cívico y patriótico de la ciudadanía. Intentar cambiar esta situación por la sola voluntad de una colectividad política no se ve viable.
Mucho dependerá del Presidente electo, es decir, si toma el camino de la retórica extrema de su campaña o conforma un gabinete político razonable, que no lo empuje hacia una dura confrontación estéril. Entre sus partidarios hay ultraconservadores de diversos orígenes. Los que consideran que el país se ha deslizado peligrosamente al "relativismo moral" y quisieran que se precipitara una ruda cruzada homofóbica, otros desean que se aplaste el feminismo en el que consideran están las razones de lo que consideran "decadencia moral" en Chile.
Algunos elementos muy poderosos de su entorno piensan eliminar conquistas tan importantes como la jornada de 40 horas, son los que confunden el libre mercado con esclavizar a los trabajadores. También tienen un peso gravitante los que pretenden una dura disminución de los empleados fiscales para jibarizar el Estado.
El tema de la migración también espera una respuesta práctica, si se confirma o no la inflexible y dura persecución que tanto se anunció en la campaña electoral en contra de centenares de miles de personas que llegaron a Chile y se quedaron. No se ve que esa solución de fuerza esté al alcance de la mano. Algo similar es el reto del combate al crimen organizado, en este ámbito se aplica el dicho que "otra cosa es con guitarra" porque milagros, en estas materias no existen.
Asimismo, será inevitable el momento en que el Presidente electo ya en funciones, en pocos meses más, tenga que decidir acerca de la impunidad ofrecida a los criminales violadores de los derechos humanos y si aplica o no aplica indultos a los terroristas de Estado que están presos por decisión de los Tribunales de Justicia.
Entonces, no hay que apurarse. ¿Para qué? Hay que ver primero quiénes prevalecerán en esa heterogénea composición de los ganadores del recién pasado 14 de diciembre debido a que muchas veces los problemas comienzan con la victoria. Lo que no cabe duda es que los derechos y libertades alcanzados deben ser defendidos con firmeza y resolución. Además, la composición del nuevo Parlamento también resulta ser heterogénea y la idea de pasar la "aplanadora" es muy riesgosa. La ultraderecha ganó pero tendrá que medir muy bien sus pasos. Rehacer el país por la mera voluntad de quien lo desea es muy difícil. En esta situación nacional la tentación autoritaria es el gran peligro.
Desde marzo en adelante, el oficialismo actual que pasa a la oposición debe pensar cada una de sus decisiones, la estrategia de rechazarlo todo en no pocas ocasiones se vuelve absurda o insostenible, pero, la conducta de coquetear con el ganador se transforma en vergonzoso oportunismo. Por eso, lo que no falla es estar al lado de los intereses populares y de las conquistas sociales que tanto se demoraron en materializarse.
Y la otra gran tarea es mantenerse unidos, tal vez, más malo que la derrota es la separación por recriminaciones, el adjudicar culpas a los aliados, en fin, el espectáculo de la división es lo peor que puede pasar al bloque que estuvo con Jeannette Jara, quien por lo demás hizo un esfuerzo tremendo y fue una gran candidata. En la Patagonia chilena se dice que "el que se apura pierde el tiempo". Esa es una bella tierra, parece apropiado tener en cuenta ese criterio.
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