La FAO estima que en 2050 seremos 10.000 millones de personas sobre el planeta. Ese vaticinio ha motivado a que los países del mundo desarrollado estén construyendo nuevas ciudades y edificios, haciendo uso intensivo de la madera, un material renovable y sustentable.
Uno de los retos que presenta este panorama es levantar quinientos millones de viviendas y renovar un número mayor de casas precarias. Para el caso de Chile, se estima que esa necesidad se sitúa entre quinientas mil y más de un millón de viviendas precarias que requieren rehacerse.
Todo lo anterior, se está dando bajo la amenaza del cambio climático que avanza implacable. Este nos desafía a cambiar la manera de convivir con nuestro entorno, modificando nuestros patrones de consumo basados en productos desechables y originados principalmente en el petróleo, con una huella ecológica muy negativa.
Esto nos golpea muy fuerte a nivel local, ya que el 40% de las emisiones de gases efecto invernadero que producimos no son neutralizadas y permanecerán los próximos 100 o 200 años en el aire.
Para lograr dejar atrás nuestro impacto ecológico, debemos adoptar tecnologías de construcción amigables con el medioambiente, basadas en materiales renovables, de baja emisión de carbono y reciclables, como la madera.
Los bosques del sur de Chile - que capturan el 60% de los gases de efecto invernadero - nos proporcionan el material para construir las ciudades y edificios del futuro.
Ellos son capaces de generar ocho casas por minuto en un ciclo forestal sustentable. En solo 45 días, se habrá producido todo el material necesario para levantar el medio millón de viviendas que necesitan muchas familias de nuestro país. Tenemos la materia prima y contamos con los sellos de calidad necesarios para un consumo responsable. ¿Qué falta entonces? Dar el salto.
Chile ha desarrollado una industria forestal muy moderna de transformación de la madera en productos de alta ingeniería, que junto con los aspectos normativos y regulatorios vigentes nos entregan todas las garantías de durabilidad, resistencia a terremotos y protección contra fuego que las nuevas edificaciones en altura requieren.
Abundan los ejemplos de países forestales que se han adelantado. Francia anunció que los edificios públicos se construirán, al menos, con un 50% de madera; Canadá ya aprobó la construcción masiva de edificios de 12 pisos de madera; Australia promueve la construcción y renovación utilizando maderas, y Finlandia, Japón, Reino Unido y Holanda han seguido la misma senda.
En nuestro país, éste desarrollo es aún incipiente, pero existe un alto compromiso en la industria, sector público y académico, para superar las brechas y avanzar, de la mano de los líderes profesionales y las pequeñas y medianas empresas locales - quienes ya realizan aportes al desarrollo de productos sustentables e innovadores de calidad - hacia este nuevo escenario de ciudades y edificios de madera.
El objetivo es entregar un alto nivel de calidad de vida a estos nuevos vecinos urbanos.
Hace ya más de 100 años que en nuestro país se levantaron, en la cordillera central, edificios de madera en altura, que después de múltiples terremotos, nevazones y tormentas de viento siguen en pie.
Por eso, hoy, las nuevas generaciones deben dar un nuevo salto hacia adelante en beneficio de la nueva población de Chile.
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