Segunda vuelta: trabas y necesidades de las pymes

Menos trabas y una visión a largo plazo con políticas públicas estables. Ese debiese ser el foco de los dos candidatos que pasaron a la segunda vuelta y que se disputarán el sillón presidencial, en un escenario que no es de lo más auspicioso para las pymes locales. El crecimiento económico del país está estancado en torno al 2%, mientras que el desempleo se ha mantenido elevado en los últimos años. Apoyar a las pymes es clave para impulsar el crecimiento económico, evitar la concentración de los grandes grupos, avanzar en innovación y otorgar servicios de mejor calidad a los chilenos.

Las leyes laborales que se han aprobado en este periodo, como las 40 horas y el salario mínimo, afectan el desempeño de las empresas de menor tamaño, y esperamos que los programas de ambos candidatos, consideren el difícil pie en que están las pymes, con una elevada morosidad, y un complejo acceso al financiamiento, que mantiene a muchos emprendedores ahogados en deudas que no pueden solventar.

Es un círculo vicioso: sin financiamiento, se atrasa el pago a proveedores, aplazan inversiones, se frena la contratación y, finalmente, aumentan los niveles de incumplimiento. El sistema financiero tradicional ha endurecido las condiciones para las pymes, viéndolas más riesgosas, cuando en realidad lo que necesitan son soluciones más flexibles y mecanismos que compartan el riesgo.

Las pymes deben estar en el programa presidencial, pero no como un adorno más, sino que como un tema central. Sabemos que es la seguridad el tema primordial en estos tiempos, pero miles de chilenos también esperan encontrar un empleo formal, y poder tener seguridad económica, y para ello se requiere de medidas que mejoren las condiciones que tienen hoy.

Según datos entregados por el Ministerio de Economía, cerca del 60% de las empresas de menor tamaño tienen problemas para acceder a un crédito formal. No podemos esconder la cabeza frente a este escenario. El financiamiento es clave. Y no solo eso. La digitalización también es un cuello de botella para la supervivencia de las pymes. Es hora de que pasemos del discurso a la acción. Menos palabras de buena crianza, y más legislación que impulse un sector que genera entre el 40 y 47% del empleo formal de nuestro país.

El Estado debe ser un aliado de las pymes, y no ahogarlas con burocracia. Se requiere mayor confianza en las pymes, y simplificar los trámites, para que emprender no se transforme en una carga, o en un sueño de unos pocos que tienen capital para arriesgar. Este es el momento para que los candidatos asuman este tema con altura de miras, para que en los próximos cuatro años el crecimiento económico y el desarrollo dejen de ser parte solo de un discurso, y se transformen en una realidad factible.

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