¿Cómo reencantar a los excluidos?

Esto es grave. Hace unos días se confirmó que 227 mil personas de entre 4 y 21 años están fuera del sistema escolar. Es un número de contexto, dicen, pero cada una de ellas representa una trayectoria truncada, sin perspectivas ni un futuro prometedor. Es, sin duda, una vulneración de derechos lo que ocurre con ellos, por eso somos los adultos los llamados a resolver y atender con sentido de urgencia esta temática.

A ellos y a los 50 mil que habiéndose matriculado en 2021 no han asistido a clases en 2022, se debe sumar a los que tienen un porcentaje de asistencia por debajo de 85 por ciento.

La política de reactivación educativa que está impulsando el Ministerio de Educación es un buen camino. Aplaudo su mirada integral y su objetivo de lograr la revinculación escolar de los jóvenes, pero ¿es suficiente? Hoy tenemos que impulsar políticas mucho más masivas. No se trata de hacer pilotos pequeños, sino de destinar recursos que cambien la ruta y signifiquen una real solución a esta problemática, incorporando a la sociedad civil y todos los actores de la comunidad educativa.

Fundación Súmate, desde hace muchos años, ha impulsado propuestas de políticas públicas que esperamos se consideren. En 2021, el Consejo Nacional de Educación, aprobó la modalidad educativa de reingreso, como una forma de atender la situación de los miles de niños, niñas y jóvenes que abandonaron sus estudios escolares. ¿Qué tiene de bueno la modalidad? Les permitiría a los centros educativos de jóvenes y adultos contar con más financiamiento y mejorar la calidad de su quehacer. Sin embargo, a más de un año de su creación, esta línea de trabajo no tiene implementación ni financiamiento. Hoy muchos jóvenes, e incluso niños que quieren retomar su educación, buscan en los colegios para jóvenes y adultos la continuidad de sus estudios. Seamos sinceros: la subvención que reciben estos establecimientos es precaria y tenemos que seguir explorando y preparándonos para atender las nuevas realidades juveniles. Resulta urgente y necesario mejorar el apoyo económico para aumentar la capacidad técnica para una educación que debe ser especializada y estable en su financiamiento.

Y aquí una paradoja: para que un niño o niña vuelva al colegio no basta con abrir las puertas. Hay que entender que este grupo de jóvenes está desilusionado del sistema y presenta importantes brechas pedagógicas, mucho más profundas que las ya existentes en aquellos que han tenido una trayectoria educativa lineal. Se necesita, entonces, un trabajo especializado y con altos estándares de calidad. Es decir, recursos. Hace tres años estimamos que esta prestación tiene un valor cercano a los 500 mil pesos mensuales. En nuestras escuelas de Fundación Súmate el costo de atención por cada estudiante es de 300 mil pesos y la subvención en escuelas de adultos es 75 mil pesos aproximadamente. Por eso, agradecemos tanto el aporte que a partir de 2017 nos hace Fundación Huneeus, pero la brecha sigue siendo gigante.

Necesitamos inyectar recursos y desarrollar un trabajo integral con estos niños, niñas y jóvenes. Nosotros estamos disponibles para hacer alianzas y empezar a trabajar en el desarrollo de las capacidades de nuestro sistema educativo para re-encantar a los excluidos.

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